Abeica: el sentido de la viña

Frescura, franqueza y verticalidad. Es la receta que la nueva generación de Abeica, David y Ricardo Fernández, está aplicando en esta bodega familiar de Ábalos que cultiva 38 hectáres de viñedo en la localidad y en la vecina de San Vicente. Un cogollito donde se encuentran algunas de las mejores viñas de Rioja, marcadas la influencia de la Sonsierra y por el minifundio, pequeñas parcelas cultivadas a mano, como lleva haciendo la familia Fernández desde hace cinco generaciones. Pachi, Ricardo, Isabel y Raúl son los cuatro hermanos que se reparten las tareas de campo y bodega y quienes asentaron Abeica, primero como bodega de cosecheros y luego como criadores. La llegada de Ricardo y David ha supuesto un punto de inflexión para la bodega familiar que, en los últimos años, ha puesto en el mercado una colección (35.000 botellas) de vinos de pueblo, varietales y parcelarios que Ricardo presentó integramente el jueves por la noche para el club de catas de lomejordelvinoderioja.com: «Formamos parte de una saga de viticultores y lo que estamos haciendo es mirando hacia esa tercera generación, la de nuestros abuelos, que seleccionaban las mejores viñas para elaborar las mejores cubas que luego vendían en pellejos, graneles o garrafones».

Una selección de viñas que acompañan en bodega con una elaboración muy 'limpia', con vinos en los que la madera tiene un papel totalmente secundario y en el que la fruta es la absoluta protagonista. Ricardo Fernández comenzó con Abeica Colección de Viñedos 2022, una de las primeras referencias de Rioja trazada como vino de pueblo, de Ábalos, y que selecciona las uvas de tres viñas con mucha carga sentimental: «Son las tres que mi abuelo reservaba para la mejor cuba y con las que elaboró el vino de la boda de mis padre», recordó el viticultor. Fue un lejano 1985 y ahora este vino, en su versión 2022, recoge las mismasa uvas (80% tempranillo, 10% garnacha y 10% viura) de unas viñas que han cumplido ya 60 años: «Para mí, el tempranillo es una gran variedad, pero necesita algó más y lo tenemos en las viñas que hincaron nuestros abuelos con esas cepas de garnacha y de viura». Redondo, goloso y fresco, este Abeica es uno de esos vinos que, si se abre la botella, no habrá que preocuparse por el corcho porque no se volverá a poner.

Abaris 2021, también vino de pueblo, es un blanco de viejas viuras seleccionadas de las cabezadas de tinto. Fue el primer vino que elaboró Ricardo, en la añada 2016, entonces una prueba de 250 botellas y ahora una producción de 3.000: «Abeica no hacía blancos pero teníamos esas viuras maravillosas, para mí una variedad de talla mundial, capaz de hacer vinos eternos y, para nada, neutra como se le reprochaba en ocasiones». Con estructura pero nada pesado, Abaris destaca por su tensión y acidez, con un larguísimo recorrido en botella por delante.

Abeica Mazuelo 2021 es una 'rareza' en la zona. Un varietal de una casta de la que solo hay unas pocas cepas en toda la Sonsierra que se utilizaban como complemento de los tempranillos: «Nosotros –detalló Ricardo– teníamos una parcelita y decidimos probar a elaborarla por separado». Fue el primer tinto de la colección y una sorpresa que empezó a poner a Abeica en el mapa de la crítica internacional. La nariz es espectacular, un vino directo y con una acidez muy marcada que no lo hace apto para todos los públicos, pero reflejo fiel de la mazuelo, que sólo con muy bajas producciones y un duro trabajo de viticultura puede llegar a plantearse como varietal. La mejor virtud de Abeica Garnacha 2021 es que refleja la garnacha tal y como es en Ábalos: con más color e intensidad que la mayoría de las que se pueden encontrar en el mercado, con mucha tensión y una franqueza espectacular. «Me encanta la garnacha, es la variedad que mejor transmite el suelo y las características de la añada», explicó el viticultor. «La 2021 fue muy fresca, nada que ver con la 22, y lo bonito es que cuando saquemos este mismo vino de la última cosecha nada va a tener que ver con el que estamos probando ahora».

La cata terminó con dos parcelarios, dos ejemplos de cuál es el concepto de un viñedo singular, aunque Abeica no los traza como tal. Carronillo 2021 es un 85% tempranillo con un 10% de garnacha y un 5% de viura. Un vino de una vieja y pequeña parcela 'tipo' en Ábalos que destaca por una espectacular finura y elegancia, con estructura y profundidad y con la marca de la casa de la frescura y una elaboración sutil.

Un gran vino al que siguió El Bardallo 2021, otro parcelario, en este caso de San Vicente, de un paraje de la zona alta de pueblo y donde, como recordó Ricardo, hay varios elaboradores haciendo vino del mismo valle. Un concepto 'borgoñón' que gusta mucho al viticultor y un vino muy singular porque incorpora un 55% de uvas tintas, con tempranillo mayoritario y un poco de garnacha, y otro 45% de blanco, viura con algo de torrontés. «Mi abuelo plantó así ese viñedo y lo que hemos intentado es meter en la botella ese paisaje y esa composición tan singular». El resultado es fantástico, un vino de extrema suavidad, aunque quizás despistara a algún aficionado porque pocos tintos hay con tanto peso de uvas blancas.

Abeica y Ricardo Fernández, exponente de la nueva generación de jóvenes talentos que está emergiendo en Rioja, cerraron el jueves por la noche el primer semestre de la temporada de catas. Tras la vendimia, más.

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