El presidente de la Organización Internacional de la Viña y el Vino (OIV), Luigi Moio, asume que el arranque de viñedos es «algo inevitable» en la situación actual en la que se encuentra el sector con caída de ventas. «Es un problema relacionado con la demanda», ha añadido. Y ha definido esta posibilidad de arrancar viñas -que no está sobre la mesa del Gobierno regional tal y como reconoció la consejera de Agricultura, Noemí Manzanos, en una entrevista concedida a Diario LA RIOJA el pasado domingo- como una herramienta más «para mejorar el equilibrio entre la oferta y la demanda como también existe con la destilación».
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En una intervención previa a su participación en la Universidad de La Rioja en una jornada sobre los retos y el futuro del sector vitivinícola, Moio ha asegurado que «quizá se había exagerado plantando viñedos en lugares que no son sostenibles», una crítica que no es nueva en la Denominación de Origen Calificada (DOCa) Rioja. Sin embargo, también tiene claro que «es necesario mantener las viñas en lugares históricos donde siempre han estado, en Burdeos -donde precisamente sí se ha decidido el arranque subvencionado de 9.500 hectáreas de viñas- o Borgoña hablando de Francia, en la Toscana italiana o aquí en Rioja».
El italiano, catedrático de Enología y director del Instituto de Ciencias de la Vid y el Vino de la Universidad de Nápoles Federico II, también se ha referido a las denominaciones de origen en su generalidad, sin entrar en detalle sobre los problemas y particularidades de Rioja. «Son un bien colectivo que hay que respetar», ha apuntado Moio sobre las denominaciones, y sin ellas «se corre el riesgo de caer en una homogeneización de los vinos y de que se pierda esa diversidad», cuando en el mundo hay 60 países productores.
La caída de las ventas, un problema acentuado en la DOCa Rioja porque según el último dato oficial de julio las bodegas comercializaron el 13% menos con respecto al mismo mes de 2022 y el descenso en lo que va de año alcanza ya el 4,65%, también preocupa al máximo responsable de la OIV. «La bajada en el consumo es un problema generalizado en todos los países productores: España, Francia, Italia... Lo sufrimos con la pandemia, luego repuntó porque crecieron las exportaciones, se recuperó el turismo, la restauración, la hostelería. Ahora hemos vuelto a la situación previa al Covid», ha analizado. Para revertir este situación, «hay que trabajar en la promoción y en transmitir a las nuevas generaciones sobre este consumo responsable del vino, que sí tiene algo de alcohol pero es un producto histórico y con muchas propiedades».
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