Álex Lasheras, portavoz de ARAG-Asaja en el Consejo Regulador, en la sede del sindicato. SONIA TERCERO
Álex Lasheras | Portavoz de ARAG-Asaja en el Consejo Regulador de la DOC

«El arranque no se puede dilatar más y debe estar para 2026»

Lasheras afirma que «hay que dar una salida a la gente: a los que se quieren ir por jubilación y a los jóvenes que ya se están yendo, incluso devolviendo ayudas»

Alberto Gil

Logroño

Sábado, 14 de diciembre 2024, 08:22

Mientras poco a poco el conjunto del sector va asumiendo que serán necesarias medidas estructurales –y una vez gastados 80 millones de euros de dinero público en ayudas coyunturales (cosecha en verde y destilaciones)–, el portavoz de ARAG-Asaja en el Consejo Regulador, Álex Lasheras, ... es claro: «El arranque no se puede dilatar más y debe estar operativo para 2026».

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– ¿Puede afrontar Rioja la vendimia 2025 sin el 'salvavidas' de la cosecha en verde?

– No. Y así hemos vuelto a solicitar el apoyo de las Administraciones públicas, pero no podemos demorar más el tema del arranque. Vamos a cerrar el año con una reducción de existencias, de la ratio en el entorno de 3,45 cuando estábamos cerca de 4 a finales de 2023, por lo que es el momento de tomar decisiones dolorosas, pero necesarias.

ARRANQUES

«Creo que la cifra está clara: sobra el 10% del viñedo, entre 6.500 y 6.700 hectáreas»

CRISIS

«Ahora mismo ningún viticultor, ni a renta cero, se plantea asumir la explotación de otro»

– ¿Está haciendo lo suficiente el Consejo en estos dos años con la que está cayendo?

– Los deberes se han hecho a medias. Se han tomado medidas desde 2020, pero, si bien es cierto que este año se van a reducir las existencias, también lo es que la causa principal son las ayudas de las Administraciones para las destilaciones y la cosecha en verde, y una producción muy corta por motivos naturales. Todo lo mal que nos ha venido a los viticultores a nivel individual una cosecha con un 30% menos de producción, ha venido bien para el alivio de existencias colectivo, y por ello hay que tomar ya medidas estructurales.

– ¿Por qué hay tanto miedo a hablar de la palabra 'arranque'?

– A petición de ARAG-Asaja se ha creado una mesa en la Consejería de Agricultura, mientras que la que pedimos que se constituyera en el Consejo Regulador sigue sin organizarse. De hecho, por eso fuimos a la Consejería, ya que se está avanzando mucho más. El viticultor no quiere vivir de subvenciones pero ahora mismo seguimos necesitándolas. Estimamos que hay negocio para el 80% de los viticultores y hay que reestructurar el sector para que haya salidas voluntarias y dignas.

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– ¿De qué cantidades de superficie estamos hablando? ¿Las comparten las bodegas?

– Del 10% del viñedo de Rioja. Entre 6.500 y 6.700 hectáreas. En el sector productor el acuerdo, más allá de cómo hacerlo y la letra pequeña, es compartido y yo creo que las bodegas son muy conscientes de que es necesario porque hay arranques en otras zonas del mundo y no podemos ser ajenos.

– Arranques voluntarios supongo, pero ¿inmediatos o 'diferidos'?

– Voluntarios por supuesto. Estamos hablando con las Administraciones para ver cómo se puede hacer, pero nosotros apostamos por una salida del sector en 'diferido', es decir, durante ocho años y con una renta anual por abandono de actividad hasta el descepe definitivo porque además tendrá menos impacto presupuestario. Estamos convencidos de que en 2026, si conseguimos que esté en marcha, quizás se apunte poca gente, pero la medida irá cuajando. El patrimonio vitícola que tenía el viticultor no es que se haya perdido, sino que ahora mismo cuesta mantenerlo.

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– ¿Hay tanta demanda como ese 20% de viticultores que decía se va a quedar por el camino?

– Hay gente que ya se está yendo del sector, y no sólo por jubilación. Nos gustaría que quien quiera salir, que lo haga de forma voluntaria y subvencionada. Es dramático pero necesario. Incluso hay jóvenes que ya se están yendo devolviendo las subvenciones por primera instalación, y hablamos de 30.000 o 40.000 euros. Hay que conseguir que la viña vuelva a ser rentable. Ahora mismo, ni a renta cero, ningún viticultor asume la explotación de otro cuando antes se pagaba hasta un 30%.

– Hablamos de 6.700 hectáreas menos, pero, con unas ventas de 240 millones, tampoco se lograría el equilibrio. Es decir, ¿habría que seguir haciendo sacrificios productivos?

– El arranque es una medida, pero hay más como reestructuración a blanco, aunque sin pasarnos para no estropear también ese mercado, control de producciones excesivas, mejora cualitativa de los vinos... A esta situación hemos llegado todos, bodegas y viticultores. A veces también nosotros creemos que todo lo que producimos nos lo tiene que comprar la otra parte porque sí, pero la realidad es que no queda otra que pensar en producir lo que se puede vender y eso implica arranques y otras medidas adicionales.

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– ¿Es posible proteger el viñedo viejo siendo menos productivo?

– Nosotros queremos que se proteja, pero, a día de hoy, las bodegas no lo están valorando con precios diferenciados. Por supuesto, hay que intentar salvar el viñedo viejo, pero si no se paga la gente no lo va a mantener.

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