1. Empezando por la meteorológico, un ciclo que venía de cara, y mucho (además con no excesivos gastos en tratamientos), se torció definitivamente en ... septiembre obligando en muchos casos a elegir el momento de recogida en función de la sanidad de la uva por la presión de la botrytis. A la vista de los últimos años, no hay vendimia sencilla por unos motivos (sequía, calor, estrés hídrico...) u otros (lluvias inoportunas al final de ciclo en forma de DANA). ¿Quizás el año que viene dé tregua?. No lo sé, pero lo cierto es que no es fácil encontrar vendimias sencillas en las cosechas más recientes.
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2. Poca uva. Muy poca. Lo decíamos hace unos días, muchos viticultores se han echado las manos a la cabeza al ver sus cuentas de explotación porque, cuando las cartillas se quedan en un 50, 60 o 70% del rendimiento, no hay precio que compense la merma. La Naturaleza es sabia y lo que el Consejo no vio venir hace ya años, lo han hecho las plantas cortando la producción de fruto tras dos años estresadísimas por el calor y la sequía. Para el año que viene, ¿habrá de nuevo producciones habituales que, sin cosecha en verde, llevan el potencial productivo por encima de los 400 millones de kilos?
3. Ya no interesa toda la uva. Es duro, pero es la realidad. Con los almacenamientos a rebosar -pese al alivio final que habrá este año con cosecha y verde, destilación y naturaleza-, quizás el granel de 2024 (de tinto, ya que el blanco va a ser otra 'liga') repunte ligeramente, pero las bodegas pueden elegir y lo harán. No quieren toda la uva que hay y, como es lógico, se quedarán la mejor. Teníamos una DOCa que aspiraba a vender 300 millones de litros y ahora la tenemos de 235 (ventas actuales).
4. ¿Hay que seguir tirando uva y quemando vinos? Lo dirá la pasta pública disponible, pero cada vez es menos tras pulirse el sector 80 kilos en dos años en medidas quizás necesarias, pero coyunturales. A mí me duele eso de tirar o quemar, y supongo que a los viticultores y bodegas mucho más. Quienes dirigen Rioja, no obstante, siguen empeñados en que el bag in box y otros envases, como la lata, no son para una DO Calificada como Rioja porque supuestamente nos hace perder prestigio, pero me pregunto yo si no es menor prestigio vender botellas con corcho, etiqueta y demás a precios de Valdepeñas en los lineales. Sé de una bodega que tuvo que renunciar a un potente contrato de vino en lata a 4,5 pavos el litro en Reino Unido porque el Consejo no autorizó el 'enlatado'. Supongo que ese vino, u otro equivalente, acabó en la alcholera.
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5. ¿Somos más guapos que los demás? Lo dudo. La inacción institucional del Consejo Regulador y su multipresidente -elegido además por los viticultores- es más que sorprendente. Mientras Francia y medio mundo vitivinícola avanzan en planes de arranque y todo tipo de medidas para adaptarse a un mercado de cada vez menos vino y de más calidad, aquí sigue sin ni siquiera pronunciarse la 'maldita' palabra abiertamente. La idea se supone que es «no dejar a nadie atrás», pero me temo que va a tener el efecto contrario: sálvese quien pueda y el que más chifle capador. Eso sí, pobres viejos viñedos.
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