Las zancadas logroñesas de Adi

La de Adi no es una historia normal ni que suceda habitualmente. La de Adi es una historia poco común, que se sale fuera de la regla general y que pasa rara vez. La de Adi, en definitiva, es una historia extraordinaria. Con mayúsculas. Una historia que, además, sigue sumando páginas excepcionales. La última en los Campeonatos del Mundo de Atletismo Adaptado de Dubai (Emiratos Árabes), donde la velocista se colgó dos platas al cuello... pero hasta escribir esa hubo otras muchas, algunas de ellas con La Rioja como escenario.

Adiaratou Iglesias, hoy reconocida como «la atleta que huyó de Mali por ser albina y que gana a rivales sin discapacidad», llegó a Logroño con 11 años. Unos parientes que residían en la capital la recibieron, pero aquello no salió bien y 'Adi', como así la conocen, acabó en un centro de menores bajo la tutela del Gobierno de La Rioja. «Creo que se llamaba Iregua», recuerda.

Fue entonces cuando Lina, una profesora universitaria de Lugo, apareció en la vida de Adi. Y Adi se coló en la de Lina. Acabaron como madre e hija... como amigas cuando se las oye hablar a una con la otra. «Conectamos desde el primer momento», explica quien, en principio, se imaginaba a un pequeño en brazos y acabó con una adolescente albina africana, con una importante discapacidad visual y... un corazón que no le cabe en el pecho. Adi cambió Logroño por Lugo pero nunca perdió el contacto con la capital riojana, en la cual dejó huella. Desde entonces, volcada en el deporte, no para de establecer marcas.

Diario LA RIOJA se ha puesto en contacto con el que fue su colegio, el Duquesa de la Victoria, donde se matriculó a finales del curso 2010-2011 en tercero de Primaria. «Una niña muy maja y muy buena, con una vida muy difícil, pero muy querida por todos», cuenta Rosa Ezquerra, actual directora del CEIP. Desde el centro escolar se han seguido estos pasados días sus victorias, que se consideran hazañas. Dos de las ocho medallas españolas en los recientes Mundiales en los 100 y 200 metros, modalidad T12 (deficiencia visual), y una de las nueve plazas de clasificación para los Juegos Paralímpicos de Tokio 2020.

«Su profesor de Educación Física aquí, Rubén Manrique, decía que físicamente era un portento», recuerda Ezquerra, quien ha ido dando cuenta de sus proezas atléticas al resto de la comunidad del 'Duquesa'. Adi mantiene, de aquellos años -estuvo hasta sexto-, buenos amigos en Logroño, a los que visita cada cierto tiempo. «Me siento de Lugo, pero tengo buen recuerdo de allí... iba mucho a jugar al polideportivo Lobete», dice quien aún visualiza el entorno natural que rodea la capital y a quien se le hace la boca agua con las patatas a la riojana. Adi, que está terminando Bachillerato, sueña con ir a la Universidad y hacer Fisioterapia o Psicología. Y una y otra vez demuestra que no tiene techo ni conoce barreras. Ni en el atletismo... ni en la vida.