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La devoción logroñesa hacia la Virgen de la Esperanza tiene su origen en la Alta Edad Media. Hay, incluso, quien la vincula a la legendaria batalla de Clavijo (siglo IX). Cierto es que la imagen gótica que se conserva en la parroquia de Santiago el ... Real, y que cada 18 de diciembre sale en procesión por el Casco Antiguo, es una talla de comienzos del siglo XIV. Coincide también que la Cofradía de la Virgen de la Esperanza, fundada el 10 de diciembre del año 1612, es la más antigua de la capital. Sin embargo, la Virgen de la Esperanza tuvo que esperar hasta el 14 de mayo de 1948 -hace tan sólo siete décadas- para ser declarada patrona de Logroño.
Y tuvo que ser 28 años después, el 18 de diciembre de 1976, cuando el pleno municipal le concediera el título de «alcaldesa mayor de la muy noble y muy leal ciudad de Logroño».
La imagen de Nuestra Señora de la Esperanza es muy popular entre los logroñeses, no en vano son dos veces al año las que procesiona por sus calles, «para mirar a sus vecinos y protegerlos».
En la festividad de la Esperanza, que mañana se conmemora, la preciosa talla medieval preside la misa que se oficia en la iglesia de Santiago y a la que asisten las autoridades. Tras el oficio, miembros de su cofradía portan las andas en un solemne recorrido por la zona más antigua de la capital.
En la tarde de la jornada anterior, se realiza la llamada a Concejo, cuyos ediles marchan hasta Santiago el Real para participar en la ofrenda floral a la patrona y cantar las vísperas.
También acompaña la Virgen de la Esperanza al patrón San Bernabé en su día grande, el 11 de junio. Ambas imágenes procesionan junto a la Corporación Municipal, en honor de los héroes del Sitio de Logroño, con los tradicionales banderazos que recuerdan la victoria de 1521. Fue el 11 de junio de 1921, fecha en la que se conmemoraba el 400 aniversario de la gesta, cuando la Esperanza y San Bernabé salieron juntos por primera vez.
Pero, además de la Virgen de la Esperanza y San Bernabé tiene Logroño otras dos patronas más, Santa Ana y Santa Teresa de Jesús, si bien ningún acto lúdico recuerda tales festividades.
Resulta que allá por 1599, la peste atlántica dejó su halo de horror y muerte en buena parte de España. En Logroño, sin ir más lejos, la cruel enfermedad segó la vida de al menos el veinte por ciento del vecindario en apenas tres meses, hasta que el 26 de junio, Santa Ana obró el milagro y por ello fue nombrada patrona.
Lo de Santa Teresa de Jesús resultó más prosaico. Nada más ser canonizada por el Papa Gregorio XV en 1622, el rey Felipe IV nombró patrona de las Españas a la santa de Ávila, incluida la ciudad de Logroño. Y hasta ahora.
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