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Se pueden pasar las vacaciones en Logroño? Sin duda. La ciudad reúne espacios donde disfrutar de un verano inolvidable. Antes las calles se vaciaban, ya no. Muchos logroñeses han decidido guardar las maletas ante la multitud de planes que se pueden realizar estos meses. Es el caso de la familia Gómez Calvo. Mientras otros madrugan cada día para clavar la sombrilla en primera fila de playa, ellos la tienen ya fija en su huerto urbano sin miedo a que les quiten el sitio. El Ayuntamiento les adjudicó mediante sorteo una parcela y desde entonces ya ni se plantean ir a otro sitio. «No se nos ocurre ningún otro sitio mejor, estar aquí relaja y se hacen buenos amigos. Nos encanta y no necesitamos de más». Ahora, con el bochorno de agosto, llegan a las ocho de la tarde.
Su vecino, Jaime Ruiz, a esa hora se va: «No hace falta muchos lujos para pasar unas buenas vacaciones, esto me da vida, además aquí no hay aglomeraciones y ahorras». Cada día, de 10.30 a 12.00 horas el parque de Las Chiribitas da la bienvenida a 'los Ronaldo' de la petanca. Además de compartir partidas (la mayoría son federados) los más de 30 aficionados –algunos muy jóvenes, comparten momentos y ratos de charla. «No necesitamos más, lo pasamos de maravilla», destaca José Luis García, presidente de la Federación de Petanca. Después de toda una vida en Barcelona, la jubilación la vive desde hace cuatro años en Logroño: «Aquí hay buenos parques, buena gente y se respira buen aire, ¿para qué voy a ir a otro sitio?».
Logroño no tendrá mar, pero no faltan zonas para refrescarse. El Iregua, desde el puente peatonal de acceso a Varea hasta Puente Madre, es uno de los sitios más frecuentados por los bañistas. Pasadas las 20.00 horas, el entorno está repleto de cuadrillas y familias que disfrutan de una jornada de río con las imprescindibles neveras, música y cada vez más tumbonas. La diversión para los más jóvenes no falta. Algunos saltan en bomba donde más cubre, otros se zambullen junto a una pequeña presa. Es Logroño pero nadie parece echar en falta el mar. «Llevo 16 años viniendo, desde que llegué con 9 de Ecuador, y ahora me acompañan mis dos hijos, no falto un día», relata Linet. Noelia Olmos, de 43 años, presume de frecuentar el río desde pequeña, cuando el lugar era un entorno silvestre y había un quiosco que vendía cervezas y pinchos y los bañistas se arremolinaban en torno a la fuente de Los Zapateros. Era su veraneo y ahora también. «Tenemos piscina en casa, pero no tiene nada que ver con la sensación de bañarse en plena naturaleza, además mis hijas aprenden mucho sobre plantas y todo lo que les rodea».
Logroño cuenta, además, con otra gran joya: las aguas navegables del Ebro, donde los logroñeses pueden disfrutar de una aventura acuática a cinco minutos del centro. Es nuestro pequeño paraíso como difunden desde Rafting Rioja Aventura. Y cada vez más vecinos participan de él. Más de 400 personas han pasado desde junio por la experiencia de ir con ellos en canoa, la mayoría por primera vez. «Es una forma maravillosa y sorprendente de disfrutar de la ciudad, lástima que los más animados hasta ahora sean turistas que vienen a Logroño». Al final se puede disfrutar de la ciudad de muchas maneras y patinando es otra. Cada viernes, a las 20.00 horas, un grupo numeroso de aficionados procedentes de la Escuela de Patinaje, a los que se suman corredores por libre o de otros clubes, se reúnen para realizar rutas nocturnas por la ciudad. El punto de encuentro es el IES Comercio, aunque hay otra salidas con niños. Al grupo, provisto de frontales en los cascos y reflectantes, se les puede ver este verano por calles y avenidas y, a poder ser, por carriles bici. «El recorrido ronda los 28 kilómetros y empieza en Paseo del Prior, luego unos veces vamos por Sagasta, Los Lirios, San Pedro, a veces llegamos a Lardero..., vamos cambiando», cuenta Sara Santander: «A mí Logroño me encanta y patinando más».
Las piscinas tampoco pueden faltar en este recorrido. En la de Las Norias se encuentra Arancha González con sus dos hijas veinteañeras. «Baños, paseo y descanso. No necesitamos más. Del mes que tengo de vacaciones, 20 días los paso aquí, jugamos un poco a las cartas, otro ratito al agua, un paseíto a las dos cuando no hay nadie, luego la siesta, te refrescas otra vez y a casita». Carmen, de Bilbao y afincada en Logroño desde hace 10 años, se muestra exultante con la multitud de planes que se pueden realizar en Logroño y especialmente con el nuevo Parque Felipe VI, que en cierta manera, dice, ha transformado la ciudad. Aunque hay algo que no le gusta: «Hay demasiada pendiente para los mayores», comenta sin perder de vista a sus nietos Jon y Daniel que, en traje de baño, disfrutan de los chorros del nuevo estanque, la gran atracción en estos días de calor tropical. «En Logroño no sabemos lo que tenemos y para los mayores es fantástica... ahora hay quien dice que la nueva estación no es para aquí, a mí me parece que sí y que hay que tener proyección de futuro».
El verano es sinónimo de piscina, planes al aire libre..., pero también de los mejores atardeceres. Uno de esos momentos mágicos del día, que ahora se han puesto tan de moda, y que también podemos incorporar al listado de atractivos del verano. El mirador del parque Felipe VI es un punto desde donde se puede divisar una panorámica privilegiada del ocaso y hasta allí son muchos los que acuden con cámaras para hacerse selfies e inmortalizar el momento.
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Alberto Gil | Logroño
Juan Cano, Sara I. Belled y Clara Privé
Alfonso Torices (texto) | Madrid y Clara Privé (gráficos) | Santander
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