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Rafael Adell atiende a una clienta en su carnicería del mercado Múgica. Justo Rodríguez
Los 'últimos' del mercado Múgica: «Nos tienen olvidados»

Los 'últimos' del mercado Múgica: «Nos tienen olvidados»

Los dos únicos comerciantes que quedan en el céntrico emplazamiento logroñés lamentan «el abandono» de las Administraciones

Iñaki García

Logroño

Viernes, 24 de enero 2025, 07:27

A unos pocos metros de la Gran Vía de Logroño, enfrente del colegio Salesianos Los Boscos, Rafael Adell abre cada día su negocio, ubicado dentro del mercado Múgica. A su alrededor hay muchas persianas bajadas de tiendas que ya no funcionan y no muy lejos María José Nieto descarga género con afán. Ambos, Rafael y María José, son los responsables de los únicos dos negocios (una carnicería y una distribuidora) que aún perduran en ese emplazamiento que, antaño, contaba con mucha más actividad. «Aquí hay 32 puestos en total y de ellos, hace años, podría haber unos 25 abiertos», certifica Adell.

Entre ambos comerciantes aglutinan seis puestos del mercado, que echó andar a principios de los ochenta y que lleva el nombre de la calle en la que se ubica, en honor al médico José Múgica y Jaca. Todos esos puestos se hallan en un mismo ala del espacio comercial. En el otro, ningún negocio en marcha. Para que los clientes no anden en balde, un montón de cajas apiladas impiden el paso a esa zona. «Las hemos puesto nosotros», señala Adell, quien trata de buscar una explicación a tanta persiana bajada. «De estar más o menos viviendo bien, ahora simplemente sobrevivimos», lamenta el carnicero. «Además, cada vez tenemos más competencia de las medianas superficies que han abierto cerca y a nosotros no nos queda más remedio que repercutir las cargas que tenemos en el precio; ellos se mueven con otros márgenes», añade. «Y la calidad también se paga», remata.

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Imagen después - Entrada al mercado en 1999 y hoy en día.

1999

Imagen antes - Entrada al mercado en 1999 y hoy en día.
Entrada al mercado en 1999 y hoy en día. Justo Rodríguez

Y hablando de cargas, ahí reside otro de los problemas. «Cada vez suben más», asegura Adell. «Lo que no puede ser es que estemos pagando 3.000 euros por la recogida de basuras, cuando solo estamos dos comerciantes y muchos días el camión ni siquiera para porque no hay nada para recoger», explica el carnicero, que también es presidente de la asociación del mercado. «Vamos al Ayuntamiento y nos dicen que no pueden hacer nada porque la normativa es así», se queja.

«¿Adónde vamos a ir?»

No en vano, el abandono de la Administración es otro de los lastres que, según Adell y Nieto, tienen en la galería. «No nos hacen ni caso, nos tienen olvidados», sentencia él. «Cuando llegan las elecciones, los políticos vienen, te hablan y te preguntan, pero después les damos totalmente igual», asegura antes de explicar que «hace muchísimos años» sí que acudieron para cambiar la puerta de la entrada, así como otros arreglos. «Ya ni recuerdo cuándo fue exactamente y después no hemos vuelto a saber nada», recalca.

«Aquí no van a abrir más tiendas; tal y como está la situación, ¿quién va a querer emprender?»

Rafael Adell

Comerciante del mercado Múgica

«En Navidad y fechas especiales viene mucha gente porque sabe que la calidad está en el mercado»

María José Nieto

Comerciante del mercado Múgica

Todo son, según cuentan, trabas. «Si te enseño los papeles que tenemos que rellenar para abrir todos los días, te quedarías impresionado», le expone Adell al periodista. «La burocracia es brutal y a las Administraciones les pedimos ayuda en ese sentido; no queremos que nos den dinero, pero sí que nos echen una mano en esos otros temas», destaca antes de tratar de explicar las razones por las que, a pesar de todo, sigue abriendo su negocio día tras día. «Tenemos que llegar a la jubilación, ¿adónde vamos a ir con 60 años ya», se pregunta el carnicero del mercado Múgica.

Rafael Adell, delante de su puesto en el mercado Múgica, el número 20. Justo Rodríguez

Más allá de eso, es la relación con los clientes la que les anima «un poco» para seguir adelante. «Sabes que cuando quieren algo de calidad, vienen aquí y eso te alegra», se congratula Adell. «Por poner un ejemplo, cuando hubo todo el problema de las vacas locas tuvimos muchas más ventas que los supermercados porque la gente se fiaba más de nosotros y eso te enorgullece», apunta. «Y en Navidad y fechas especiales también vienen porque la gente sabe que la calidad está en el mercado», apostilla María José Nieto.

Preguntado por si cree que alguien se animará a abrir alguno de los negocios cerrados, Adell se muestra claro. «Tal y como está la situación, ¿quién va a querer emprender?», se cuestiona. «Antes de echar a andar ya tienes que gastarte un dineral», añade. «Aquí no va a venir nadie», concluye.

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