Un túnel que no llegará a los 30

Hubo un tiempo en el que la zona que se avistaba desde la esquina donde se sitúa la sede de Diario LA RIOJA no tenía nada que ver con lo que hoy es el actual nudo de Vara de Rey. Y en cuestión de un año la imagen del citado cruce volverá a cambiar radicalmente. La fotografía, del archivo del propio Ayuntamiento, corresponde a la ejecución del proyecto a principios de los 90. Todo un testimonio gráfico de lo que está por venir de nuevo... de lo que ya se deja sentir.

Tal confluencia, una de las principales de la ciudad, parece destinada a estar en continua evolución. Una de las entradas a Logroño, en su día, que de un cruce de caminos en un descampado a las afueras pasó prácticamente a un cruce a distinto nivel con un paso inferior como protagonista llamado a convertirse en una de las grandes infraestructuras capitalinas.

Un paso inferior que este lunes quedará inutilizado para siempre y que desaparecerá dando lugar a otro totalmente distinto en dirección a la nueva Miguel Delibes –dentro del soterramiento– en vez de mirar a la vieja Lobete como lo viene haciendo desde 1991. Su adiós llegará, por tanto, sin cumplir los 30, lo que en urbanismo, dicho sea de paso, es toda una vida. Un mundo, en definitiva.

Túnel por túnel, que diría aquel. Así lo ha querido la Corporación mayoritariamente, aunque con parte del vecindario en contra, como en su día la misma administración –con el socialista Manolo Sainz al frente– consideró conveniente solicitar al entonces Ministerio de Obras Públicas y Urbanismo –el histórico MOPU– la construcción de un «cruce a distinto nivel entre la calle Vara de Rey (carretera N-111 de Medinaceli a Pamplona y San Sebastián) y Duques de Nájera».

Así figura en el expediente municipal desempolvado por el exconcejal del PSOE, Domingo Dorado, en la anterior legislatura, en plena polémica sobre la idoneidad de mantener o no el túnel. La documentación es custodiada actualmente por el también exconcejal y hoy asesor del grupo municipal socialista, Vicente Urquía, quien se la ha facilitado a este periódico.

La propuesta municipal que aprobaba la glorieta y el túnel que hoy conocemos –oficialmente cruce a distinto nivel en las calles General Vara de Rey y Duques de Nájera– fue ratificada en pleno en 1985, siendo el proyecto redactado en 1984 por los ingenieros de caminos municipales. La Dirección General de Carreteras dio su visto bueno al encontrarla justificada pues constituía «una mejora en el acceso a Logroño de la carretera N-111».

Como contrapartida, el Ayuntamiento aceptaba la cesión por parte del Estado del tramo de la citada N-111 comprendido entre la entonces Circunvalación Sur (N-232) y el puente de Piedra. «Habiendo entrado en servicio la Circunvalación Este, el itinerario de la N-111 está llamado a desviarse a través de la misma con lo que la calle Vara de Rey quedará en el futuro desafectada de su carácter de carretera nacional», se explicaba entonces.

La obra se entregó en 1991 –se inició en 1988– después de una inversión cercana a los doscientos millones de las antiguas pesetas –el plazo de ejecución era de 24 meses–. Dragados y Construcciones se encargó de la misma –fue adjudicada en 1987–. De las arcas municipales salieron hasta 108 millones, más los terrenos –y de ahí viene ahora parte del cabreo de los vecinos del 2 al 8 de Duques de Nájera– y los proyectos. El resto fue cosa del Ministerio –desde el principio se habló del 40% de la inversión–, titular del nudo hasta 1995, cuando se traspasó al Consistorio junto al tramo norte de la 111.