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Aunque los orígenes de la actual Plaza del Mercado se remontan a tiempos medievales, la Plaza Mayor de Logroño no alcanzó su máximo apogeo como tal hasta mediados del siglo XIX. Además de Plaza Mayor, a lo largo del tiempo ha sido bautizada y conocida ... como Plaza de la Redonda, de la Constitución, de San Bernabé, de la República o de los Héroes del Alcázar de Toledo, hasta que el 4 de octubre de 1979 el Ayuntamiento de la ciudad le otorgó su actual denominación: Plaza del Mercado.
Junto a la concatedral de La Redonda, se levantaba el Palacio del Obispo, construido en 1224, notable edificio cuyo gradual deterioro con el paso del tiempo recomendó su derribo a mediados del siglo XIX. En el año 1872, siendo alcalde Tadeo Salvador, acondicionó el Consistorio una plaza ajardinada, con abundante arbolado y mucho verde. En el lado norte, el arquitecto Martín Antonio de Jáuregui diseñó una línea de edificios con soportales -como se observa en la fotografía-, que la gente bautizó como 'Portalillos'.
Pocos años después, se construyeron las populares Escalerillas -zona de afamadas casas de comidas desde antaño-, que comunicaban la plaza con la actual Sagasta, calle que había sido abierta no mucho tiempo atrás.
Floreció el comercio al cobijo de la galería cubierta de 'Portalillos' para todo tipo de gremios, desde pastelería a calcetería, sin olvidar alpargatería, ultramarinos, aperos de labranza o artesanía varia.
Además, con motivo de la traída de agua potable desde el río Iregua, informaba Diario LA RIOJA en 1889 -meses después de su nacimiento- de la construcción de un gran estanque en el centro del ágora. Todo un lujo. De esta guisa estaba la Plaza del Mercado cuando el fotógrafo alemán Otto Wunderlich (Stuttgart, 1886 - Madrid, 1975) visitó La Rioja hacia 1930 e inmortalizó Logroño y algunos monumentos de las cabeceras de comarca. Por aquel entonces, las imágenes de Wunderlich eran publicadas por las revistas más prestigiosas, como Blanco y Negro, La Esfera o El Mundo.
Además de encargos particulares e institucionales, Otto Wunderlich llevó a cabo labores de carácter documental, por cuenta propia, con las que recorrió prácticamente todas las provincias españolas.
Sin embargo, allá por el año 1933, en plena Segunda República y siendo alcalde de la capital el lerrouxista Juan Grau, sufrió la plaza otra profunda reconversión, esta vez con el objeto de convertirla en un espacio de carácter 'castellano', más sobrio y austero y sin tanto verdor.
El estanque surtidor desapareció por completo, así como buena parte de los árboles y los jardines que formaban un auténtico vergel, y en su lugar se levantó una fuente de ladrillo, con urinarios anexos, que perduró hasta bien entrado el siglo XX. En 1986, otra rehabilitación dejó la Plaza del Mercado con una imagen parecida a como está en la actualidad. En la instantánea del fotógrafo germano puede apreciarse el típico suelo empedrado, que todavía conservan varias localidades riojanas, sobre todo en la sierra. Y, en medio, una tartana aparcada frente a los 'Portalillos', con el mulo esperando a que su dueño, seguramente de compras en cualquiera de las tiendas que aparecen, cargara en el carromato los artículos mercados en la ciudad.
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