La solución a la subestación de Cascajos al fin se activa

El Boletín Oficial de La Rioja (BOR) ha venido a confirmar esta misma semana que todo avanza según lo previsto. No en vano, la publicación de la solicitud de licencia conjunta ambiental y de obras, y de la aprobación del proyecto de ejecución tanto para la construcción de la nueva subestación transformadora –de reparto 66/13,2 kv tipo gis– como para la implantación provisional de una móvil mientras duren las obras en Marqués de Larios ha llegado en tiempo y forma.

Ambos proyectos, además, ya están a exposición pública en el Ayuntamiento de Logroño en un proceso que lleva a cabo i-DE Redes Eléctricas Inteligentes, empresa de distribución del grupo Iberdrola, titular y responsable de la instalación y, por tanto, quien debe acometer los trabajos –pero cuya financiación corre a cargo de la Administración local atendiendo a la legislación vigente, eso sí–.

La realidad es que en julio, y tras dos años de conversaciones, el alcalde de Logroño, Pablo Hermoso de Mendoza, y el delegado institucional de Iberdrola en La Rioja, Carlos Sobrino, firmaban el convenio para 'soterrar' la subestación eléctrica de Cascajos en la misma ubicación en la que se encuentra actualmente, aunque reduciendo la superficie ocupada aproximadamente a la mitad al compactarla y liberando los terrenos precisos para completar la urbanización en esa zona del soterramiento. Un proceso complejo cuyo inicio se anunció para dentro de cuatro meses –como así ha sido– con la estimación de que pueda estar terminado a comienzos de 2024, si bien desde la compañía se advirtió de que se trata de una operación no exenta de dificultades que requerirá incluso de la instalación de una subestación provisional portátil en una parcela aledaña mientras se desmantela la vieja y se monta la nueva, lo que se verá traducido en cortes programados de la luz llegado el momento.

Los proyectos elaborados –primera fase– y para los que se pide licencia –segunda–, reflejan que el plan pasa por la reforma de la subestación oficialmente denominada 'Cascajos', consistente en desmantelar la actual a la intemperie y, una vez desmontada, proceder a la construcción de la nueva en el edificio. Además, y como ya era sabido, durante el periodo que consta desde el desmontaje de la existente a la entrada en servicio de los renovados equipos, el suministro será proporcionado por una transformadora de tipo móvil.

Así figura en los documentos expuestos públicamente, que cifran el proyecto de desmantelamiento en más de 300.000 euros; el proyecto técnico administrativo de la nueva subestación en 5,28 millones –de los que 2,6 son para la obra eléctrica y 1,4 más para la civil–; e incluyen también el proyecto de ejecución y de implantación-instalación de la misma.

En su día, en cualquier caso, se dijo que el soterramiento tendría un coste de 5.895.533 euros más IVA; de los que Iberdrola participará con 1,5 millones más IVA y el Ayuntamiento aportará hasta 4.395.533 «netos». Todo ello a la espera de las negociaciones que, paralelamente y según recordó Hermoso de Mendoza, se mantienen con LIF 2002 a fin de que el resto de administraciones públicas puedan financiar algo de la parte municipal desde la sociedad de integración del ferrocarril.

El desmantelamiento y demolición de las actuales instalaciones se realizará cumpliendo las más estrictas medidas de seguridad, «evitándose cualquier tipo de afección a la calidad del suelo». Y la subestación móvil, ubicada en el interior de un remolque, será colocada en una parcela anexa –de propiedad pública–, justo al lado de la actual, dotándola de un área cerrada de 2,2 metros de altura sobre losa de hormigón. Para reducir los niveles de ruido en las viviendas localizadas al sur del emplazamiento se ha considerado una pantalla acústica de unos 5 metros de altura total, con voladizo –tal y como se muestra en la figura anexa–.

Se trata de un proyecto de soterramiento completo, el equipamiento queda por debajo del nivel de la calle, y solo serán visibles los edificios de acceso y las chimeneas. Al menos, así lo pusieron de manifiesto ambas partes el pasado verano en mitad de una creciente polémica.