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«Estamos todos intranquilos, desde que supimos del problema yo apenas duermo; tengo miedo, y estando como estoy en contacto permanente con las autoridades, digo yo que algo tendrán que hacer. ¿O acaso vamos a esperar a que ocurra una desgracia?». Así se expresa la presidenta de la asociación de vecinos de la carretera de El Cortijo, Carmen de Pablo, quien pone voz al sentir general tras los últimos acontecimientos.
Y es que no sólo un grupo de ocupas se ha instalado en una casa de campo de la carretera de El Cortijo, sino que su llegada a la misma ha instalado la preocupación en la zona, de varios kilómetros desde Logroño a la localidad perteneciente a la capital de La Rioja, donde junto a numerosas huertas no sólo se mantienen segundas residencias, sino decenas de viviendas habituales.
La inquietud ha llegado, nadie sabe si para quedarse, después de que al menos cuatro jóvenes ocupasen una casa, en el primer tramo de la LR-441, el más cercano a la ciudad y en las inmediaciones de la ermita del Cristo, y, según todo apunta, disparasen con una carabina al vecino que atiende la huerta de la vivienda en cuestión. Así consta en las denuncias formuladas ante la Jefatura Superior de La Rioja, tanto de la propiedad –el domingo, ampliada el miércoles–, por la ocupación en sí; como por el 'herido', por los perdigonazos recibidos aunque sin daño alguno –uno el lunes y hasta tres el miércoles–.
«Sigo sin entender que no puedan echarlos de mi casa, sabiendo que no es suya, y con el agravante del ataque pese a que todo quedó en un susto», reflexiona la propietaria, quien junto a su marido el sábado se percataban de la ocupación de la vivienda, y comprobaban que la Policía, tanto la Nacional como la Local, poco podía hacer sin antes elevar el caso a un juez –los ocupas tras las dudas iniciales se negaron a marcharse–.
«Fue a regar unos plantones que había puesto a cubierto días antes y me llamó diciendo que habían reventado las dos cerraduras y la puerta estaba bloqueada no pudiendo entrar», cuenta quien, posteriormente, y mediante la lectura del contador 'inteligente', constataba que los consumos de electricidad se reiniciaban desde la tarde del jueves tras unos días de ausencia de la finca.
Son un grupo de hasta cuatro personas, convenientemente identificadas, y que según todas las fuentes al menos algunas de ellas serían las mismas que hace tan sólo unos días fueron expulsadas de otra ocupación en Yagüe por la presión vecinal –y quienes según ha podido saber este periódico tenían antecedentes similares por otro caso en la plaza Martínez Flamarique–. Y los comentarios para repetir la acción del «todos a una» del citado barrio del oeste, de hecho, son de lo más oído.
La propietaria de la vivienda
La víctima de los disparos
«Hemos denunciado, y ahora los tribunales deben decidir si es allanamiento, usurpación u ocupación, ¡pero lo que está claro es que es mi casa! Así está registrado en las escrituras de propiedad, allí he nacido; pero uno mientras se siente perdido... no sé si es rabia o tristeza», confiesa a la espera de acontecimientos mientras ya ha hablado con el seguro y ha contratado un abogado –pues la casa está equipada con todo lo necesario para vivir porque, tras su herencia, ha ido siendo habilitada para ello (suministros incluidos)–.
«Yo estaba apilando leña cuando, de repente, escuché un disparo y noté un impacto en la bota... solo vi el caño por la ventana. Llamé a la Policía, y me dijeron que era conveniente denunciar. Así lo hice, y ya el miércoles mientras hablaba con un vecino fueron tres los disparos, uno dio en una puerta, otro en una pierna y otro por el cuerpo, pero nada me atravesó pues esas armas no tienen fuerza», explica el vecino que recibió los disparos, quien cultiva el terreno desde hace años por su amistad con la propiedad.
«En ambas ocasiones, personados los agentes, los ocupas negaron que hubiesen sido ellos, antes me advirtieron de que estaba dentro de una propiedad privada y me llamaron de todo. Esto no tiene ninguna razón de ser, y si estoy preocupado no es por mí, que vengo a diario, si no por lo que están sufriendo los dueños porque no hay derecho», asevera.
«No paro de darle vueltas, pero de verdad que no puedo comprenderlo; que yo no pueda entrar en mi casa y tener que pasar por todo esto...». La propietaria de la vivienda ocupada no encuentra una explicación lógica a un caso que, a día de hoy, se encuentran a la espera de que se pronuncie el juez con la Policía Nacional y la Local pendiente, eso sí. «Patrullas hay, la verdad, pues ya saben la de años que llevamos sufriendo robos y nosotros insistimos mucho en la seguridad», confirman desde la asociación de vecinos de la carretera de El Cortijo.
Denuncias también hay, además de por la ocupación, por los disparos –con una carabina que, para más inri, se encontraba entre los aperos de labranza que había en la casa según confirman sus dueños, junto a azadas, hachas y otros elementos que, en un momento dado, podrían resultar peligrosos–.
Así, y tal y confirmó la Jefatura Superior de La Rioja a Diario LA RIOJA ya el miércoles, desde que la propiedad presentó la primera denuncia en la comisaría todo está en manos de los tribunales, que deben tomar las medidas oportunas para actuar pues, hasta entonces, los agentes no tienen potestad para entrar y desalojar como tal.
Durante todos estos días las visitas de la Policía a la zona son constantes, así como las conversaciones de los ocupas con algunos vecinos, y este jueves quien fuese disparado aseguraba que al menos dos de los cuatro ocupantes habían decidido marcharse voluntariamente –habla de que uno lo hizo en un taxi con sus pertenencias y otro en un patinete (procedimiento que ya se vio en Yagüe)–.
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Alfonso Torices (texto) | Madrid y Clara Privé (gráficos) | Santander
Sergio Martínez | Logroño
Sara I. Belled, Clara Privé y Lourdes Pérez
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