Uno es técnico de control de calidad y seguridad alimentaria (Jesús, 25 años) y el otro, repartidor comercial (Pedro, 42 años). Hasta la semana pasada su vinculación con las procesiones no iba más allá de asistir al recorrido de los pasos.
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Sin embargo, ... en ambos casos el llamamiento realizado por la Soledad les despertó un anhelo que nunca habían llevado a la práctica. Ha sido ahora, de la noche a la mañana, cuando se han visto inmersos en los preparativos de las próximas procesiones . «Mis recuerdos son, sobre todo, del Encuentro, que veíamos desde el balcón de mi abuela en Rodríguez Paterna. Nos preparaba siempre merienda cena y era un día grande», recordaba ayer Pedro Belaza.
«Mi mujer tocó el tambor en el Descendimiento y ya me dice que se me va a poner la piel de gallina...». Se lo toma como una experiencia nueva, pero su pretensión va más allá. «Quiero hacer una especie de promesa, dedicarlo a un familiar muy próximo a mí», señalaba.
Por su parte, Jesús García tenía ganas de comprobar las sensaciones que se siente al llevar los pasos. Era algo pendiente, pero no tenía información de cómo hacerlo. «Un amigo cofrade me animaba, pero lo vas dejando, dejando...». El anuncio que, en su caso vio por facebook, fue el empujón que necesitaba. Sin planes para irse de vacaciones, luego vino todo rodado: «En el ensayo me he sentido cómodo, no es difícil, aunque sí que hay que estar muy pendiente de cada toque de martillo, no hay otro lenguaje...».
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