Maialen Lecumberri y Patxi Gil, durante la actuación del domingo en la Casa de Andalucía. IRENE JADRAQUE
Qué vida esta

«La verbena corre por nuestras venas»

Música. Maialen y Patxi desembarcan todos los días en la Casa de Andalucía para amenizar las noches y dar ritmo a madrugadas que fuera languidecen

Víctor Soto

Logroño

Martes, 24 de septiembre 2024, 07:34

Obreros de las tablas, Maialen Lecumberri y Patxi Gil giran y giran en la larguísima temporada estival. Cada uno es miembro de una orquesta, pero también sacan tiempo para unir voces y guitarras en un dúo potente y que se ha hecho un hueco en ... los sanmateos.

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Desde hace tres años, se han convertido en los 'músicos residentes' de la Casa de Andalucía, por la que estas jornadas desfilan un nutrido número de grupos en riguroso directo. Ellos representan el momento menos flamenco de la carpa. «Tocamos de todo menos reguetón», deja bien claro el tafallés Patxi. «La verbena corre por nuestras venas, siempre lo digo. Buscamos que el público se divierta y baile», añade la pamplonesa Maialen Lecumberri.

Y lo logran. El pasado jueves hicieron el primero de los ocho viajes que completarán sus fiestas mateas. Montaron el equipo, hicieron pruebas de sonido y dejaron todo listo para que el espectáculo diese comienzo el viernes. Actúan a las 22.00 horas, en una sesión un poco más tranquila, pero a partir de la medianoche las sillas desaparecen y ellos se encargan de dar ritmo a unas noches que entre semana languidecen calles abajo. «El primer año nos llevamos una sorpresa porque pensábamos que el público iba a ser mayor, pero ¡qué va! Viene mucha gente joven con ganas de pasárselo bien, vienen a bailar», indica la voz femenina del dúo.

«Antes del concierto nos vamos a cenar o a tomar unos pinchos. Eso no lo perdonamos», dice Maialen Lecumberri

En su tercera cita con las fiestas de la capital sienten que se han hecho un hueco y que el boca a boca les está ayudando a que la Casa de Andalucía continúe siendo un referente de la noche. «Por eso estamos muy agradecidos, porque vemos como ellos disfrutan y nosotros más aún», incide Patxi.

Ni para él ni para Maialen subirse al escenario mientras los demás se divierten supone un esfuerzo. «Es nuestro trabajo, pero es una pasión. A mí nunca, ni cuando era más joven, me ha importado no poder irme de fiesta. Para mí la fiesta está en el escenario», recalca el de Tafalla. «Yo soy feliz más feliz arriba que abajo», sentencia Maialen.

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Acaban su sesión bien entrada la madrugada cansados pero felices. Después toca coger el coche, volver a casa, dormir, descansar y, ya por la tarde, retornar a Logroño. Porque estos navarros desde su aterrizaje en San Mateo reconocen que han mantenido su rutina. «Venimos mucho antes del concierto y nos vamos a cenar a un restaurante o unos pinchos. Eso no lo perdonamos», ríe Maialen.

Tras su última doble sesión del viernes, ambos volverán a desmontar el equipo, guardarlo y seguir con sus compromisos. «El sábado tengo orquesta...», comienza a explicar Maialen. «¡No, qué el sábado también tocamos juntos!», tercia Patxi, divertido. Ambos ríen de esa duda que demuestra la actividad frenética que desarrollan durante unos meses en los que las fiestas no se pueden entender sin música.

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«Yo también soy profesor de música y después de verano debo un montón de clases que tengo que recuperar», incide Patxi. «Yo tengo todo programado hasta noviembre. Ese será mi momento de descansar», concluye Maialen.

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