Talavante suma trofeos y Urdiales pone el arte

La Ribera dio comienzo al paseíllo con el pasodoble 'Zapato de oro'. Era un día de fiesta y había buen ambiente en los tendidos de un coso que aplaudía entregado los compases de la célebre pieza de Arnedo.

Saludó Urdiales a su primero encadenando verónicas para rematar con una media en la cadera una vez fuera de las rayas. Dejó al de Juan Pedro en la jurisdicción de Pedro Iturralde que midió perfectamente el castigo. Talavante firmó un quite por chicuelinas bien recibido por los tendidos. En banderillas 'Tito' ejecutó un par en lo alto. El riojabajeño tomó el engaño y con suavidad, sin prisa, le echó los vuelos con la muleta montada y brotaron muletazos primorosos. Por el izquierdo el astado se lo pensaba más y el espada, a base de saber esperar, rubricó naturales boyantes de torería. Aún no había hecho la cruz y sonó un aviso. La tizona entró hasta la empuñadura y paseó una oreja.

Con el compás a medio abrir recibió Talavante a 'Napoleón', que pedía que se le hicieran las cosas a media altura. En banderillas Álvaro Montes se asomó al balcón al colocar el tercer par. Entre las dos rayas y a pies juntos dio inicio al trasteo el extremeño. El de Juan Pedro apenas se tenía en pie. El diestro se justificó por uno y otro pitón y estuvo acertado con el tapabocas.

Buscó la salida el tercero y Urdiales procuró mantenerlo en la contraquerencia. 'El Víctor' y 'Tito' protagonizaron un gran tercio de banderillas. Tras sacar al burel hacia los medios el riojano dio sitio y, ayudándolo mucho, toreó a placer por ambas manos. Con sólo una faena el coletudo compuso una auténtica clase magistral de tauromaquia. Si los derechazos fueron soberbios cada natural fue medido, cadencioso, templado y de ellos fluía a borbotones la más pura esencia del toreo. El arnedano lo volvió a hacer, salió un toro por el que la mayoría de los presentes no apostaba y el maestro le enseñó los caminos de la exquisitez. Dejó un estoconazo en todo lo alto a la segunda. Afloraron los pañuelos blancos y al palco no le debieron salir las cuentas para conceder una oreja de ley. A pesar de la decepción del respetable ante la falta de criterio de la presidencia el toreo siempre triunfa.

El cuarto de la tarde mostró una embestida descompuesta en el capote de Talavante. Cogió la muleta el extremeño y se afanó por ambos pitones. El astado, que embestía a topetazos, acabó parándose. El diestro continuó buscando las teclas pero no pudo ser. Agarró el acero y fue certero.

Apretó mucho para las tablas el que hizo quinto que empujó en el caballo montado por Manuel Burgos que este lunes en Logroño ponía fin a su carrera. Por eso, después de que 'Tito' se desmonterase, Urdiales se fundió con él en un abrazo para brindarle al malintencionado cornúpeta que no regaló ni media embestida. Buscó una estocada efectiva y tuvo que echar mano de la cruceta.

Poca historia tuvo con el capote el cierra plaza. Talavante puso toda la carne en el asador arrancando la faena a pies juntos con ayudados por alto con los que se metió al público en el bolsillo. Llegaron series cortas muy entre los pitones de un animal que se movía y algún natural mandón que caló muchísimo en el tendido. El estoque quedó en lo alto y el pacense, aupado por un graderío extasiado, cortó dos apéndices.

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