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La de este martes de San Mateo era tarde grande. No todos los días se despide una figura del toreo que ha estado un cuarto de siglo mandando en todas las ferias. Acabó el paseíllo y el público de La Ribera se dejó las ... manos en una ensordecedora ovación: ¡se despedía 'El Juli'! El Club Taurino Logroñés entregó una placa conmemorativa con la que daban las gracias al diestro de Velilla de San Antonio por las grandes tardes que ha regalado a la afición riojana. Acto seguido, antes de que sonara el clarín que anunciaba la salida del primero de la tarde, 'El Juli' compartió otra ovación con sus compañeros de cartel. Fue bonito ver a una plaza entregada con gran parte del graderío en pie.
El primero de la tarde fue un astado que no se empleó en el capote. 'El Juli' intentó estirarse en cada lance ante un animal que, en ocasiones, echaba la cara arriba. Lo dejó crudito en el caballo. El espada no anduvo con muchas probaturas y pronto se puso a torear. Echó la muleta al hocico y firmó algún muletazo rotundo. También lo intentó por el pitón izquierdo y jugó con las alturas, pero el de Juan Pedro no tenía nada dentro. Poco pudo hacer el veterano coletudo que enterró el acero a la segunda. 'El Juli' fue silenciado y el astado fue despedido entre pitos en el arrastre.
'El Juli' se despidió de Logroño toreando de capote a un toro que no dijo nada. Tras el tercio de varas protagonizó un quite por zapopinas que popularizó en España con el nombre de lopecinas. Brindó al público su último toro en La Ribera. El torero sacó su raza y estuvo por encima de un toro que se desplazaba pero que no tenía finales. No acabó de tomar vuelo la faena del madrileño que marró con el mandoble. El publico premió a 'El Juli' con una sentida ovación.
Segunda corrida de abono. Más de media entrada. Toros de Juan Pedro Domecq
'El Juli', de verde y oro, silencio y ovación con saludos.
Diego Urdiales, de catafalco y oro, dos orejas y ovación.
Ginés Marín, de caldera y oro, ovación tras aviso y dos orejas.
Incidencias: Ginés Marín fue asistido en la enfermería de la plaza de toros por un corte en la mano derecha.
Se gustó con el capote Urdiales con el ramillete de verónicas que recetó al segundo de la tarde: templado, asentado, con los talones clavados en el ruedo. El de Arnedo siguió con su sinfonía de capote y llevó al astado al caballo galleando por chicuelinas. Urdiales brindó su actuación a 'El Juli', un detalle precioso. El espada se puso en los medios con su muletita plana, se plantó tan de verdad y con tal convicción que al toro no le quedó otra que entregarse. Hubo que cuidar al astado y llevarlo a media altura. Cada natural fue una caricia suave y templada. Volvió a la diestra y finalizó el trasteo ayudándose por alto. Enterró el acero hasta los gavilanes y paseó dos orejas.
Diego Urdiales se sacó al cuarto casi a los medios por verónicas. Todas ellas fueron muy mecidas, pero una en concreto fue a ralentí. Tras la primera vara firmó un quite por chicuelinas muy ceñidas y toreadas. Inició la faena en los medios y el toro se arrancó desde las tablas, fue un comienzo vibrante. La faena fue un recital de torero de principio a fin. El de Arnedo cuajó al toro por el pitón izquierdo recetando muletazos de trazo largo con mucha cadencia, con temple y con alma. Exprimió ese pitón, tomó muleta con la derecha y el Juan Pedro apenas tenía nada dentro ya. Remató la faena al natural y encontró hueso.
El tercero bis salió con mejor aire y Ginés Marín lo saludó por unas verónicas que cumplieron todos los cánones. Con la pañosa dio mucho sitio y firmó muletazos de un trazo bellísimo. Cuajó una faena inspirada y, aunque por el izquierdo embestía más descompuesto, Marín consiguió robarle muletazos soberbios. Finalizó la actuación con la muleta a la espalda por bernadinas. Faena de trofeo que quedó en nada por el fallo con el acero.
Ginés Marín no se encontró con un sexto que le diera juego de salida. Lo cuidó con el capote citando con suavidad. Armó un vistoso inicio de faena que fue bien recibido. Se mostró afanoso el diestro ante un ejemplar que buscó cobijo en las tablas. Consiguió sujetarlo y sacó una tanda más emotiva que encajada. El tendido vibró. Tomó la muleta con la mano izquierda y trazó muletazos tocando una vez en el cite y otra en mitad del recorrido. Estuvo mandón el más joven de la terna. Se emborrachó de toreo y el graderío enloqueció. Terminó su actuación doblándose por abajo con mucho empaque. Dejó media estocada y el tendido se tiñó de blanco. Cortó dos orejas, generosa la segunda.
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