Promesas de las acrobacias en La Ribera

En el coso, atentos a todo lo que sucedía, el concejal de Participación Ciudadana, Kilian Cruz-Dunne, y los vendimiadores, Abel Alonso y Andrea Morán. Sobre todo destaca el público joven, adolescente, incluso infantil, que acude a esta primera cita del programa festivo de cada día, después de las dianas. Sobre la arena, ha sobresalido el recortador logroñés Daniel Jiménez, al ser el único que se ha atrevido con las acrobacias, dando brincos, volteretas, tirabuzones, vuelta de campana, salto mortal, salto del ángel… para sortear a la res. Y todo sin quitarse la mascarilla. Su compañero Daniel Alcalá ha realizado fintas de rodillas y también ha protagonizado un leve susto al acercarse demasiado los cuernos de la res a su cintura. Eric González, por su parte, ha realizado elegantes quiebros, y aunque ha sido menos espectacular, más estático, también ha sido más fino y calculador. Incluso ha recibido al animal con las manos en los bolsillo en una ocasión, antes de esquivarlo, aunque también parece haberle rozado un asta.

Al finalizar la muestra de los recortadores, un centenar de espectadores han completado el aforo para acceder al ruedo y protagonizar la capea con las vaquillas. En principio, la mayoría ha sido muy valientes esperando a la res en la arena, si bien el ímpetu mostrado por el animal saliendo de toriles a la carrera ha espantado a la mayoría, devolviéndolos al callejón. Muchos eran muy jóvenes, y también alguna muchacha ha pisado la arena. Durante los primeros ejemplares ha habido pocas carreras y ninguna acrobacia, poco a poco se han ido teniendo espacio y atreviéndose los aspirantes a recortadores, con alguna puesta y quite de anillas sobre las astas de la vaca.

Al final, algún mozo que parecía más experimentado ha protagonizado buenos quiebros y vistosas maniobras que han sido reconocidas y aplaudidas por el público. Incluso se ha conseguido subir un par de veces al animal a la plataforma. También se han vivido un par de sustos, cuando el cuerno de una vaca a rozado a un muchacho al tropezar este bajando la escalera de la estructura colocada en el ruedo y cuando otro chaval que no ha logrado saltar el burladero a tiempo ha sido zarandeado por el animal. En ninguno de los dos casos parece que haya pasado el incidente del propio susto.