Sin un cabeza de cartel en la plaza del Ayuntamiento, el protagonismo musical en las fiestas de San Mateo de Logroño se lo llevaron ayer el Espacio Peñas 2.0 y el Parrilla Rock. El primer recinto apostó por un triplete de DJs (Pippo, Mario ... Concept y Jorge Ciordia) con el que atrajo a un público muy joven que, poco a poco, fue dejando el botellón en el Muro del Revellín para acercarse a bailar. Hay que reconocer que la propuesta fue distinta y quizá por eso triunfó entre la juventud, porque arrebató el público a las discotecas con la misma arma: la música machaconamente 'bailona'.
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Jorge Ciordia, por ejemplo, pinchó a Becky G, Bad Bunny, Pitbull, Morat y hasta a Pereza para congraciarse con los chavales que le seguían el ritmo. Es lo que quería el público y lo que dio al público, como en un circo romano. Eso sí, cuando, más tarde, compartió mesa de mezclas y escenario con DJ Pippo, la música derivó hacia el 'techno', la 'mákina' y el 'bakalao' de los 90, a cuatro manos, y sonó bajo este estilo el 'riff' de 'Seven nation army' de The White Stripes. Es entonces cuando a uno se le viene a la cabeza la frase de Woody Allen en 'Misterioso asesinato en Manhattan': «Cuando escucho a Wagner durante más de media hora me entran ganas de invadir Polonia».
En la plaza del Parlamento el panorama era muy distinto, también con mucho público joven, pero este ya con la mayoría de edad cumplida. El primer grupo en tocar fue Los Zigalas, el enésimo proyecto del rapero Estrés, esta vez mezclando punk, hardcore y ska. Curiosamente, destacó el propio Víctor Rubio durante el concierto, el batería Julen -pecho al aire mostrando que es un cachas durante todo el directo-, es alérgico al marisco. El de Los Zigalas fue un concierto, sobre todo, reivindicativo, no sólo por las canciones dedicadas a los refugiados, las fronteras, la libertad… incluso contra el colonialismo, sobre todo por los mensajes lanzados por el cantante logroñés, que primero mostró su apoyo a Pablo Alberdi y Jorge Merino por su condena en el conocido como 'no caso' del 14-N y después declaró: «Queremos unas fiestas sin sangre, ¡abolición de la tauromaquia! Somos todo lo que no quiere el Ayuntamiento…».
No cabe duda de que Víctor Rubio se lo pasó bomba durante el concierto de Los Zigalas, no paró de saltar, bajó a bailar entre el público, y todo eso se transmite. «¡Somos la catarsis de punk!», dijo, y también confesó: «No esperábamos tanta gente, qué vergüenza». No es que la plaza se hubiera llenado, pero lo cierto es que el Parrilla Rock contó ayer con la mayor cantidad de público, de momento, en estas fiestas. No obstante, tal y como aclaró la técnico de Juventud del Ayuntamiento de Logroño Piedad Valverde en la presentación del programa: «Nuestros 'clientes' están encima del escenario, para ellos trabajamos. Kiko Veneno ya tiene quien le promocione, pero Entre Líneas o Iranzo, no. Y si hay público, mejor. Estos son grupos jóvenes para los que los Ayuntamientos no trabajan. Aquí prima la calidad». Cabe destacar que en la formación de Los Zigalas está el guitarrista Txiki Nalda, miembro de uno de los proyectos más raros y sobresalientes de la música riojana reciente y que de alguna manera pasó desapercibido, el trío de 'stoner metal' La Loka es Tuya.
Para rareza, Iranzo. Para empezar, el joven catalán afincado en Logroño aspiró a participar en Eurovisión con su canción 'Bye te digo', que ya es algo que llama la atención en el Parrilla Rock. Pero es que si hay un músico iconoclasta, heterodoxo, estrafalario, inclasificable en la escena musical riojana actual ese es José Iranzo. Se plantó sobre el escenario con una guitarra, un ordenador para lanzar 'samplers' y una amiga australiana a los teclados. Después, también le acompañó en una canción Alba Beltrán. «¡Buah, qué susto, no funcionaba nada!», confesó antes de empezar. La suya es una música sincera, extrañamente original en el panorama local, sin otra pretensión que comunicarse y probablemente ahí reside su valor. Otros músicos aprovechan para intentar vender sus discos y él anunció: «Si os está gustando esto lo podéis ver en Spotify y esas movidas». Quiso ponerse serio para interpretar la canción instrumental 'Enigma' y expuso: «Esta canción me hace pensar en lo que he conseguido, en lo que no he conseguido… Si podéis dejar los móviles un momento, cerrar los ojos y escucharla estaría guay». A ambición no le gana nadie. Fue, quizá, lo más interesante del programa, sobre todo porque fue refrescante y diferente.
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La noche la cerró Las Personas, que con una guitarra, teclados y un violín tampoco se puede decir que sea un grupo convencional. El cantante, Álvaro Sánchez, no tuvo compasión y casi mata de la risa a los presentes con un «¡Viva San Fermín!» como saludo de bienvenida. Después aclaró: «Nosotros estamos encantados de estar en el Parrilla Rock porque no somos un grupo de rock. Esta es una canción vieja y triste»; y arrancó el concierto. Al menos cuentan con la valentía de componer y cantar en castellano, y las letras hablan de sucesos cotidianos elevados a lo extraordinario con cierta originalidad como 'Mi fuerza de voluntad' y 'La voz del contestador', dos de las tres primeras canciones del repertorio. Con cierto aire desencantado a Astrud e Hidrogenesse, Sánchez soltó alguna que otra perla de vez en cuando, aunque con alguna dio en el clavo: «El dinero no da la felicidad, pero ser más pobre, tampoco».
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