Un mesonero llamado San Mateo
EL SAN MATEO QUE NO HAY... ·
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Las actividades gastronómicas siempre han brillado en la programación de las fiestas mateas. Al margen de las degustaciones de las peñas, había tres citas ineludibles: calderetas, paellas y chuletillas asadas al sarmiento. Las dos primeras en modalidad de concurso y la tercera como exaltación.
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Gracias ... a ellas, las calles Gonzalo de Berceo y Alfonso VI y avenida de Colón se convertían en unos gigantescos fogones sobre el asfalto, que perfumaban el aire expandiendo los apetitosos olores a las manzanas adyacentes. Grupos familiares, de empresa, de pueblos, de cofradías, de amigos se anudaban el mandil. Unos para preparar el plato principal y otros para los aperitivos a base de tomate, jamón, pimientos y caracoles.
El concurso de los ranchos arrancó en 2008, así que en estos sanmateos de 2021 que son, pero no son, hubiera alcanzado su decimocuarta edición. Año tras año la actividad caló, la cifra de participantes creció hasta duplicarse y el cupo de inscripciones se agotaba en un santiamén.
La primeras escuadras trabajaron los perolos de patatas en Bretón de los Herreros, pero el Ayuntamiento decidió un año después que el acto se trasladase hasta Gonzalo de Berceo, su ubicación definitiva. El certamen solía celebrarse en mitad de la semana de las fiestas de la vendimia y, además de la calidad del plato, el jurado valoraba especialmente la decoración de los puestos.
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Según los caprichos del calendario, le antecedía o le tomaba el relevo el concurso de paellas organizado por el Ayuntamiento y la Asociación de Hosteleros 7 Infantes de Lara. La primera edición fue en 2015 y supuso para muchos vecinos del barrio de San Adrián la única actividad que, tras pellizcarse, les permitía constatar que no eran víctimas de una falsa ilusión. Solo así vivían las fiestas de San Mateo a las puertas de sus casas, toda vez que nunca más supieron de los fuegos artificiales piromusicales (espectaculares actuaciones sincronizadas con música) que se lanzaban desde el parque San Miguel.
Y la más veterana, la Exaltación de las chuletillas asadas. Aclaremos. De chuletillas... y de choricillo, salchichón, careta y panceta. Su génesis está en las organizadas por Basilio Martínez y sus amigos del Bar Colón, a las que siguieron las del Club Deportivo Berceo en la Playa del Ebro.
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En 2009, y tras 31 años arrinconadas, el Ayuntamiento las recuperó para el último de día de fiesta, en colaboración de la Federación de Peñas. Solo esa primera edición se celebró en Bretón de los Herreros. A partir de 2010 las gavillas empezaron a arder en avenida de Colón. Como en el caso de las calderetas, el éxito de participación fue creciente, superando en los últimos años el centenar largo de cuadrillas que quemaban los sarmientos y limpiaban con ese fuego las parrillas para que te pudieras comer La Rioja en un palo.
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