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UNA LARGA Y CÁLIDA SEMANA

Sábado, 15 de septiembre 2018, 20:22

Logroño se echa a las calles por San Mateo como si le persiguiera un inspector de Hacienda. A las suyas de todos los días, pero también, y mucho, a las calles de Cambrills y Salou. Y las de Peñíscola, que se lleva este año. O ... a las de Viena-Praga-Budapest, el triángulo de las Bermudas del turista otoñal, la madre de todos los circuitos de autopullman de lujo con hotel de cuatro estrellas y almuerzos vino incluido todo a cien. Así que entre la población que se solaza en los baños de ola y la que arrebatan las capitales imperiales, se vienen quedando aquí los supervivientes del batallón del Piramidón; los de las peñas (cada año más menguadas), algunos taurinos (cada año, menos), algunos antitaurinos (cada año, más), los que tienen que trabajar y los incondicionales. Si a esta nómina le sumamos a los irredentos pelotazales, a los que tienen que vendimiar y a los que a la fuerza ahorcan, apañamos un grupo aparente para que, con el refuerzo de los visitantes, la foto de la fiesta quede aparente, terciadita tirando a bien, como gusta a la municipalidad.

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