A falta del triunfo rutilante

Una sosa corrida de Zalduendo protagonizó el inicio de feria en el que Daniel Luque cortó una oreja tras cuajar al natural al segundo de la tarde. Perera quedó inédito en el festejo en el que debutaba en La Ribera Borja Jiménez que, aun dispuesto, se fue de vacío.

Pablo Hermoso de Mendoza se despidió a hombros junto a su hijo Guillermo que sumó tres apéndices mientras que su padre abandonó el coso por la puerta grande gracias a la generosidad de un público indulgente y un presidente con poco aguante para la presión.

Con la baja de Morante de la Puebla la corrida de Juan Pedro Domecq quedó en un mano a mano entre Diego Urdiales y Alejandro Talavante, que salió por la puerta grande del coso logroñés después de firmar una faena efectista. Urdiales sumó un apéndice en el primero de la tarde y en el tercero firmó una faena llena de poso y toreo caro que llenó a los aficionados pero no al palco.

En la de Fuente Ymbro el gran público, que esperaba a Roca Rey, se encontró con el toreo sublime de Pablo Aguado autor de una de las faenas más importantes del abono premiada con una oreja. Ortega también sumó un trofeo con una actuación llena de destellos de torería.

Con todo, la feria matea tiene aspectos a mejorar. Por un lado, se echa en falta una presentación de los astados un punto por encima que vuelva a poner en alza lo que los nostálgicos llaman el toro de Logroño.

Por otro, la política de precios debiera tener una revisión y el gran trabajo realizado con el abono joven tiene que tener continuidad. Esa masa de juventud, cuando pase el cuarto de siglo, no se debería perder.