Sea porque no había mucha más oferta musical en la jornada, porque no había más que hacer o porque realmente fue un acierto programar este tipo de conciertos para las personas mayores, la ya típica actuación de Los Átomos en las fiestas de San Mateo ... fue un éxito de público. La Concha del Espolón se llenó con miles de personas para asistir al habitual repertorio de canciones del siglo pasado y bailar. Porque, aunque había una zona reservada para sentarse, el espacio libre bajo el escenario lo ocuparon las parejas que bailaron rancheras, baladas y canciones ligeras como si fueran todas un chotis o un vals. «Así me gusta, que canten, que bailen, que participen con nosotros, que la vida es para vivirla y solo hay una», celebró el cantante.
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Todas las canciones fueron lentas o clásicos como 'Hoy tengo ganas de ti', 'Échame a mí la culpa', 'Los ojos de la española', 'Bailemos un vals' de José Vélez, 'Tú me dijiste adiós' de Los Brincos, 'Digan lo que digan' y 'Mi gran noche' de Raphael, 'Oh, Carol' de Neil Sedaka, 'Tengo tu amor' de Fórmula V... Los Átomos es un grupo logroñés de los años 60, formado en el barrio de Yagüe, que medio siglo después de separarse regresaron a los escenarios con un cambio de formación notable y funcionan casi como orquesta local que actúa mucho en causas benéficas. Sobre la Concha del Espolón, el pasado mates, siete músicos con algún esporádico cambio al bajo y la batería.
El público, obviamente, fue casi exclusivamente adulto y, como jóvenes asalvajados, no dudaron en pisar los jardines para obtener buena visión ante la masificación del espectáculo. Eso sí, a diferencia de los irreverentes adolescentes, apenas nadie grababa el directo con el móvil, fuera por el motivo que fuese. Una reveladora confesión del cantante fue una verdad absoluta a la altura de Lao Tsé: «¿Os acordáis de cuando hacíamos un guateque y poníamos al más feo en un rincón a poner discos? Yo he puesto muchos discos. Cómo han cambiado las cosas, ahora los DJs son estrellas».
Con algo menos de público, pero todavía con mucho, y algo más joven, pero con ritmo mexicano a base rancheras, actuó después Puro Relajo. Por supuesto, hubo trompetas y acordeón. Y, por descontado, hubo parejas que continuaron bailando como si todo fuera un chotis o un vals. El repertorio fue un repaso a las rancheras clásicas, desde 'Adelita', 'Los amigos así', 'La de la mochila azul'... también con alguna concesión, como el 'Help, ayúdame' de Tony Ronald, convirtiendo El Espolón en una fiesta mariachi. Hasta congas se formaron. Así que la apuesta por ofrecer estos dos conciertos para las personas mayores ya no solo fue un acierto, un éxito, sino algo necesario porque las caras que se veían eran todas de felicidad y nostalgia.
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