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Lo mejor, el juego de luces y los dos buenos bailarines mulatos que aderezaron el espectáculo. Al menos, esos dos elementos fueron lo más real del concierto de Fangoria ayer en Logroño. No cabe duda de que Olvido Gara es un personaje lleno de carisma, ... con fuerza, presencia, personalidad y elegancia, un animal televisivo con poder de persuasión. Así lo demuestra que el Palacio de los Deportes de La Rioja se llenara a rebosar, como poco antes se había visto en el recinto, sólo con Malú, Melendi y Extremoduro; con alrededor de 5.000 espectadores y se convirtiera en una macrodiscoteca. Atresmedia Radio y Onda Cero en La Rioja, en su 25 aniversario, junto a Pámpano como productora, organizaban este concierto. Y que la entrada fuera gratuita, controlada mediante invitación, lo explica todo, porque hubo muchos espectadores atraídos más por la popularidad de la cantante que por su música, igual que con su marido, Mario Vaquerizo, cuando actuó hace dos años en estas mismas fiestas de San Mateo.
El concierto estuvo precedido por el artista aragonés afincado en Logroño Jafi Marvel, quien actuó como telonero. Pasadas las 23 horas empezó a sonar una música introductoria al estilo de ‘La Guerra de las Galixias’ y salieron los artistas al escenario, Nacho Canut y Olvido Gara (Alaska), quienes forman Fangoria. También aparecieron dos ‘cachas’ armados con guitarra y bajo que permanecieron una hora y media aparentando tocar la misma nota. La primera canción que interpretaron fue ‘Rey del glam’ y lo cierto es que, al menos desde la grada, el sonido fue deficiente, aunque mejoraba a pie de pista. Con el segundo tema, ‘Ni tú, ni nadie’, el público reaccionó y explotó cantando el estribillo.
Cuando el repertorio avanzó y se adentró en las canciones más recientes, como ‘Iluminados’, ‘Desfachatez’ y ‘Espectacular’, las que no conoce tanto el público, el ambiente se relajó y la gente tiró de teléfono móvil para entretener el tiempo, a modo de juego solitario. Hubo hasta quien se descalzó en la grada para sentirse más cómodo. Nada que ver con los altos tacones que lució Alaska, junto a un colorido vestido de fiesta. Ella es una diva y su nuevo disco, ‘Canciones para robots románticos’, un puñado de canciones ‘disco’ dirigidas a bailar, con la fórmula de emplear palabras grandilocuentes en los estribillos para llamar la atención. Lo cierto es que, aunque sólo fuera en la recta final, con sus canciones más conocidas, Fangoria hizo bailar al público, poseído por una desinhibición absoluta, fruto de la comunión con el ambiente.
La fiesta empezó con ‘Disco Sally’, ‘Absolutamente’, ‘Geometría polisentimental’ y ‘Perlas ensangrentadas’ y continuó con las clásicas ‘No sé qué me das’ y ‘A quién le importa’. Fue una hora y media de repertorio sin una sola concesión en canción alguna, una actuación sobria, quizá demasiado correcta y regular. Que la música está pregrabada y Canut la lanza mediante ‘samplers’ es una evidencia, nunca se ha dicho otra cosa. Fangoria es un grupo de electrónica y así deben ser los directos, como los de los raperos. Otra cosa es la sombra de sospecha que se cierne sobre el ‘play back’ de la voz. Dice la canción ‘Espectacular’, como una premonición: «Escogeré entre las tinieblas y la luz/Y lloraré con un presente donde tú,/tú eres ficción».
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