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logroño. Feria, barracas, 'jipis', caballitos, atracciones... La polisemia para definir la, probablemente, imagen más icónica de las fiestas de San Mateo es casi tan extensa como la oferta que al otro lado del Ebro espera la, también probablemente, visita obligada para todo logroñés que se precie. Haya o no haya niños de por medio. Un espacio de extremos en el que la velocidad del, valga la redundancia, 'Speed', se toca con el ritmo trotón del Tren de la Bruja; en el que las súplicas al altísimo -«Ay Dios; ay Dios»- se profieren a escasos metros del 'Templo del mal'; y donde hasta los adolescentes más desabridos con sus padres les piden ayuda -«Ay mi madre»- cuando giran, cabeza abajo y a una velocidad insólita, en alguna de las 90 instalaciones que estos días toman el aparcamiento de las instalaciones deportivas del Mundial 82.
Es un pequeño parque de atracciones en el que, recalca Pedro José Arnedo, responsable de la Asociación de Feriantes de La Rioja integrada en la FER, hacen parada «las mismas atracciones que otras grandes plazas como pueden ser Bilbao o Pamplona». Este año, asume, la oferta es similar a la de otros cursos -«no están los tiempos para grandes inversiones», concreta- pero repleta de la intensidad habitual. La única gran (y desagradable) novedad fue la tremenda tormenta del lunes que obligó al cierre de buena parte de las instalaciones y que congeló la caja de todas ellas. «Sabemos que San Mateo, como San Bernabé, son meones... pero tanto», se lamentaba ayer Arnedo confiando en que la lluvia espere a partir del próximo martes, una vez celebrado (el lunes) el día del niño.
Hasta entonces no faltará nada. La réplica a los ponis -este año, como en el circo, los animales vivos no son un divertimento- la han tomado el Canguro, el Saltamontes, el Gusano Loco, el Dragón o el Toro Sentado, todos relativamente domesticados. Tampoco faltan clásicos como los autos de choque, epicentro histórico de demostración de virilidad edulcorada con bandas sonoras estilo 'Camela', una especie de 'Tinder' de los 80 que sigue siendo el referente imprescindible en toda feria que se precie. O esa bola de boxeo alrededor de la que se arremolinan decenas de adolescentes midiendo su fuerza
Y están las camas elásticas, el Tren Chispita, los carruseles, el Barco Vikingo, las carabinas, el bingo, el siempretoca, los jamones y las míticas carreras de camellos en las que nadie quiere el número que acaba ganando... Si ha conseguido mantener la verticalidad tras tanto giro, vuelta y salto y necesita recuperar fuerzas puede optar por lo clásico (hamburguesas, perritos...) o apostar por las patatas asadas, las mazorcas de maíz o, desde hace unos años, un kebab. Incluso hacer parada en 'Vino aragonés' (sí, sí, aragonés; sí, sí, en Logroño).
Un clásico que siempre acaba igual: el bullicio y los cláxones empiezan a alejarse con la misma velocidad a la que desaparecen los churros que ha cogido en su última parada del día.
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