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«Y nadie en Logroño se siente extranjero». Así acaban todos los estribillos (salvo el último, que termina con un '¡Viva San Mateo!') del himno de la capital riojana. Es la letra de una canción, pero hay que ver si se corresponde a la realidad; ... y quién mejor para contestar a eso que alguien de fuera. Y la respuesta es contundente. Sin dudas. «Es cierto que nadie en San Mateo se siente extranjero», asegura Melanie, una estadounidense que, junto a unas amigas, ha pasado unos días en las celebraciones. «Es algo muy diferente a lo que hay en Estados Unidos», resalta la entrevistada.
Boston y Nueva York son los lugares de procedencia de estas visitantes. Junto a ellas se encuentra Blanca, una riojana que les sirve de guía por los diferentes bares de La Laurel, aunque para Melanie esta no es la primera vez en la ciudad. «Ya estuve aquí hace cinco años y me encantaron las fiestas, la experiencia... Todo», resume. «Me gusta mucho Logroño, la gente es muy amable», puntualiza. La de Boston es 'coach' de vida y estaba segura de que venir a San Mateo podía resultar positivo para sus acompañantes. «Es muy bueno que la gente conozca culturas diferentes para crecer tanto en su alma como en su persona», señala. «Y aquí en España todo el mundo tiene una pasión muy fuerte por la vida», apuntilla.
El término 'pasión' es, precisamente, el que más utiliza la estadounidense para expresar su punto de vista de Logroño y de las fiestas mateas. «Todo el mundo, ya sea anciano o joven, la tienen por su cultura», considera Melanie, quien es de la opinión de que los viajes cuentan con un «poder transformador» muy fuerte. Y eso es lo que quiere conseguir con esta visita a España donde, además de en Logroño, hacen parada en Calella de Palafrugell.
Para Melanie, La Rioja es una parte «muy importante» de la cultura española. Ella la conoce muy bien y por eso ha puesto a Logroño como parada en el viaje. Porque a todos los atractivos culturales y sociales, la estadounidense añade otros que tienen que ver con el paladar. «La comida de aquí me encanta», sentencia justo después de degustar un 'champi', uno de sus pinchos favoritos. «Está muy bueno y también me gusta la tortilla», especifica.
Comida... y vino. No puede faltar el vino de Rioja. «Es mi favorito siempre», asegura con rotundidad. «Cuando estoy en Estados Unidos es el que pido en los restaurantes», añade la de Boston quien, tras acabar su primer pincho de la noche, sale a una calle Laurel abarrotada para posar para la fotografía de este reportaje. Sonríe junto a sus amigas y, de fondo, ya se escuchan los acordes de la charanga de una peña que hasta allí se acerca.
Poco después, se para junto a ellas y, como si estuviese preparado, los músicos hacen sonar sus instrumentos con el himno de Logroño. Los que se saben la letra lo gritan a pleno pulmón, mientras las estadounidenses bailan con una sonrisa en sus rostros. Ellas son un buen ejemplo de que nadie en Logroño se siente extranjero. Y todos juntos cantan: «¡Viva San Mateo!».
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