Chupinazo de San Mateo: la señal de la fiesta que viene del cielo

Un suspiro, un destello, una explosión... Literal y metafóricamente hablando. Así es el acto inaugural de las fiestas de San Mateo. La plaza del Ayuntamiento se convierte en un hervidero mientras miles de personas miran al unísono al cielo rebosantes de ilusión. La mecha comienza a prender mientras la gente se aprieta y ruge bajo la imaginaria balconada consistorial. Se escucha un estruendo, aunque para muchos de los allí presentes sea un sonido casi angelical. Llueve agua y vino cuando el himno de Logroño vuelve a sonar con una improvisada pero imponente solemnidad. San Mateo ha comenzado: el cohete marca el inicio de unas fiestas tan esperadas como deseadas.

Puede parecer que la escena dura minutos, casi incluso alguna hora, pero la realidad es que todo se resuelve en poco más de siete segundos. Aunque en el recuerdo se paladea a cámara lenta. Y es que, el disparo del cohete ha sabido hacerse un hueco en el corazón de logroñeses y logroñesas a lo largo de la historia de estas fiestas. Se ha convertido en el acto principal, el más concurrido con diferencia. Su simbolismo se impone a la parafernalia del acto.

Lo que no quiere decir que haya exigido una preparación tan fugaz como su desarrollo. El Ayuntamiento, saliente y entrante, ha trabajado durante meses para que todo salga a la perfección en el acto que acoge a miles de personas. Miles de personas, pero sobre todo miles de ilusiones dependen de este momento por lo que todo tiene que funcionar sincronizado como un reloj suizo.

Y con ese trabajo milimétrico se encara cada año el día desde dentro de la casa consistorial.

La plaza del Ayuntamiento cobra vida mucho antes de que sean las 12.00 horas. El disparo del cohete marca la transformación de la ciudad en una fiesta ilimitada y, como tal, necesita tiempo de preparación entre técnicos de sonido, operarios del escenario y cuerpos de seguridad. Los cohetes –porque sí, son varios los que están preparados– se transportan con sumo cuidado hasta el ventanal desde donde se lanzarán al cielo. Y será en torno a ese lugar donde autoridades, representantes de peñas y casas regionales, además de los Vendimiadores, se darán cita para vivir el inicio de San Mateo 2023. Casi 800 personas, según fuentes del Consistorio local, tendrán la suerte de presenciar ese momento a escasos metros del cohete, aunque solo una de ellas podrá encender la llama. El cohete se coloca en su lugar sobre las 11.45 horas, antes de que Conrado Escobar se estrene como alcalde dando el discurso arropado por Lucía Yubero y Félix Ángel Jalón, los flamantes Vendimiadores mateos.

Debajo de la balconada, miles de personas aguardarán en masa al acto inaugural de las fiestas. Debe ser un evento limpio, tal y como lleva siendo los últimos años, con la novedad de que el vino podrá volver a correr a raudales, inevitablemente tiñendo las camisetas de los presentes.

La bota, icónico recipiente de cuero, hija del ancestral pellejo que acogió el vino de nuestros bisabuelos, reaparece este año para solaz de gargantas resecas y trabajo de las lavadoras automáticas.

Grandes y pequeños se unirán hoy de nuevo para celebrar, brindar y vitorear a viva voz a Logroño y la ciudad estalle de jolgorio. El himno oficioso, que compusieron José Manuel Calzada y Rafa Ibárrula y que los logroñeses han hecho suyo, dejará inevitablemente paso a las melodías electrónicas de DJ Nano, que coge el testigo de Carlos Jean, sueño y señor de la mesa de mezclas de la plaza del Ayuntamiento durante los últimos años.

Habrá novedades y un final aún no desvelado tras el cohete. Lo que es seguro es que las logroñesas y logroñeses volverán a abarrotar la plaza y a reventar de juerga la ciudad.

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