Qué vida esta
El barro que ennoblece El Espolón

Cerámica ·
Pepa de Castro suma 36 participaciones en la Feria Nacional de Cerámica y Alfarería, que cumple su cuarenta aniversario en Logroño

Víctor Soto

Logroño

Sábado, 21 de septiembre 2024, 08:25

Pepa de Castro y Jimi recuerdan con precisión las ubicaciones de la Feria Nacional de Cerámica y Alfarería (plaza del Mercado, Glorieta, Espolón), que este año celebra su cuadragésima edición sin hacer ruido, como si su presencia fuese un hito más de las fiestas de ... San Mateo. Pero no es así. Alfareros de toda España acuden a Logroño para mostrar sus creaciones. «un público «agradecido» y «entendido», según Pepa de Castro, ceramista de Poyales del Hoyo, un precioso y desconocido del sur de la sierra de Gredos (Ávila), pese a que a veces la falta de cariño resulta evidente.

Pero con más o menos apoyo, Pepa tiene un compromiso con su público. «En 36 años tengo la suerte de contar con muchos clientes», explica, tal vez por eso su cita con Logroño es ineludible para ella. «Hay ceramistas que siempre trabajan de la misma forma, pero nosotros, tal vez por un reto con nosotros mismos o por satisfacción, hacemos cosas nuevas con las que intentamos satisfacer al público», incide.

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De las últimas creaciones de las que se sienta más orgullosa son las 'Mujeres de Pepa', jarras y floreros en las que la presencia femenina resulta protagonista y que, curiosamente, cuentan con un origen riojano. «Nacieron en la feria NACEde Navarrete, cuando se celebró un homenaje a Picasso. Comencé a elaborar piezas con mujer picassianas, una reivindicación, y gustan», explica Pepa.

El histórico papel femenino en la elaboración de cerámicas continúa vivo, además en un «buen momento». «La cerámica tiene tirón, se ha convertido en un nuevo yoga por su capacidad de relajar. Afortunadamente, se está volviendo al barro, a tocar, a sentir, a hacer. Nosotros estamos en ese movimiento de más barro y menos plástico», explica esta ceramista abulense.

Imagen principal - El barro que ennoblece El Espolón

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No le faltan, en estos 36 años, anécdotas ni agradecimientos, como a Elvira, que fue una de las impulsoras del cambio de ubicación desde la Glorieta hasta El Espolón («se estaba convirtiendo en un lugar poco apetecible para los visitantes», o al navarretano Toño Naharro («un gran alfarero contemporáneo»).

Del público logroñés destaca su «buen gusto por la cerámica» gracias, entre otras cosas, a estos cuarenta años de Feria. «A los logroñeses les gusta venir y nosotros estamos encantados. Estamos en El Espolón, en el mejor paso de la ciudad, y creo que eso es importante», asegura De Castro.

En Logroño gustan piezas cuidadas, de las que permanecen, aunque en muchas ocasiones, el éxito de una feria puede llegar por piezas insospechadas. «Hace unos años salió por la televisión el plato para huevos rellenos... ¡Y vendimos todos, aunque Jimi decía que era lo más feo!», ríe.

Anécdotas aparte, para Pepa el mayor placer de estas jornadas (la Feria se prolongará hasta el próximo día 25) es volver a ver caras conocidas y compartir tiempo y espacio con artistas riojanas, como Libertad Pertierra, una joven valor de las artes riojanas que debe garantizar la pervivencia de esta ya imprescindible feria matea porque «una parte imprescindible de las fiestas es la cultura», reivindica.