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Las barracas o cómo tocar el cielo mateo

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Justo Rodríguez

La feria | San Mateo

Las barracas o cómo tocar el cielo mateo

Los feriantes miran hacia arriba por si llueve y los chavales por ver si alcanzan lo más alto desde los enormes aparatos que los elevan decenas de metros

Jueves, 26 de septiembre 2024, 07:23

El cielo. Los feriantes lo miran para calcular cómo van a cuadrar sus cuentas. La lluvia de los dos primeros días mateos les metió el miedo en el cuerpo y ahora esperan a ver si van a poder contar con el próximo fin de semana para arreglar las fiestas. Y eso que estos días entre semana no han ido mal. Ni mucho, mucho, ni poco. Ha estado animado.

Y los chavales lo miran, el cielo, por ver si lo pueden tocar. No hay noria, pero sí otras atracciones que lo hacen sentir cerca. A 30 metros sube el Speed, casi la mitad de la torre de Santo Domingo. Y, además, la cima forma parte del recorrido de 360 grados que hace. La atracción vecina, también altísima, incluso pone a sus usuarios cabeza abajo tras girarlos un puñado de veces.

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El barco vikingo alcanza los 24 metros, lo que vendría a ser un octavo piso. La lista de instrucciones para que todo vaya bien es larga. No pueden subirse los menores de 6 años, los menos de 8 no pueden entrar a la jaula... Sí, hay dos jaulas a la que la gente entra no solo voluntariamente sino encantada. Lo mismo que también va a pasar miedo a El Monasterio o a un hotel de varias plantas.

La lista de instrucciones de la barca vikinga es larga. Nada de menores de 6 años, los de menos de 8 no entran a la jaula...

Adrenalina, resume Marta, una joven de 16 años aficionada a subirse a las atracciones más emocionantes que se instalan en la feria, aquellas con las que su mejor amiga se tiembla, si bien reconoce ella que en algún momento de la tarde noche sustancian un acuerdo en una cosa intermedia al estilo del Kanguro. ¿Presupuesto? En torno a los veinte euros el día que va.

Algo más se gasta la madre de una niña de 10 años que se ha acercado con su hija y una amiguita de esta. ¿Sesenta? Por ahí, cuenta ella. Y eso que pone límites. Tres viajes y, como mucho, un cuarto. También estas peques quieren llegar lo más alto posible y, para el final, dejan los autos de choque, que siempre son divertidos. Pero, cuando acaban estas sensaciones, qué menos que un frankfurt de los de toda la vida, señala ella.

«¿Dónde te ha tocado?», pregunta con su soniquete el tombolero. «En la tómbola Antojitos», replica cantando el premiado

Y eso que la oferta culinaria de la feria es de lo más amplia. Lo de comer ha ganado espacio en el ferial tanto en metros cuadrados como en variedad. Todo comienza, ahora y siempre, con las churrerías. Las colas que tenían estos días eran notables. La incorporación a sus menús de las patatas fritas cortadas en palitos finos a las que echar kilos de ketchup o mahonesa han abierto sus mostradores a las nuevas generaciones.

Luego están las patatas rellenas, las mazorcas de maíz, los kebabs, las hamburguesas, los bocatas... para quienes comen de pie y prácticamente cervecerías con terraza para los que prefieren cenar en silla.

Sonia Tercero / Justo Rodríguez
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El unicornio gigante

Aunque igual uno no llevaba idea y acaba con un jamón de los de las tómbolas al hombro. Desde el martes hay más oferta porque desde uno de los puestos, próximo a la entrada, contaban que acababan de incorporarse a la feria logroñesa. ¿De dónde vienen? El fin de semana lo han pasado en Aranda de Duero.

Nintendos y patinetes, peluches varios, algunos de tamaños XXL... cuelgan de las distintas casetas, cada una con sus propuestas, que van del clásico lanzamiento de dardos a los globos a las ruletas que giran hasta que, al pararse, señalan el premio.

La de Antojitos se lleva buena parte del galardón del público, con premiados que cantan su cancioncilla cada vez que retiran sus regalos. «¿Dónde te ha tocado?», pregunta con su soniquete el tombolero. «En la tómbola Antojitos», responde con el mismo tonillo el que está a punto de llevarse el unicornio gigante.

Un poco más adelante, un Íker Casillas de cartón y casi de tamaño natural gira y gira para evitar que, en la portería que defiende, alguien le cuele un gol. En otro punto de la feria, otros dos gemelos suyos hacen la misma labor. Enfrente, sin embargo, unos chavales prefieren atizarle un puñetazo a uno de esos sacos pequeños que luego traducen el golpe en puntos.

No muy lejos, los peques se montan en sus tiovivos pero también pescan patitos de goma de colores con una minicaña.

E incluso van llegando parejas, que un día fueron con sus hijos ahora ya en otra cosa, y que se acercan por catar ambiente festivo. No les gustan los toros, no se apuntan a la pelota... Y esta es la otra opción posible para sentir que se está en San Mateo. Además, así se hace tiempo hasta la hora de los fuegos. Un combo frecuente, el de las barracas y la pirotecnia.

Si este año se iba a tratar de facilitar el acceso a las personas con discapacidad y a su acompañante con gratuidad y fila exprés, la cosa no ha salido como se esperaba por los abusos y no hay atracción que no cuente con el cartel en el que se anuncia que la prioridad de paso ya no opera. El año próximo se buscará cómo replantear la iniciativa.

Junto a estos carteles del fin de la fila exprés, hay otros que advierten que mejor dejar el bolso y el móvil abajo porque se puede caer... Pero, a la vez, hay una atracción que ruega a los usuarios que no escupan y otra que no entren descalzos o con objetos de defensa. «Estamos trabajando para su diversión. Colaboren, gracias», llegan a pedir en una de ellas.

Sin luces y sin música dos horas en favor de una mayor inclusión

La feria celebró ayer el día inclusivo y lo hizo dedicando un rato, de 17.00 a 19.00 horas, a las personas con autismo o con hipersensibilidad sensorial. ¿Cómo se hizo? Las atracciones funcionaron esas dos horas sin música ni luces para propiciar un ambiente más tranquilo y acogedor. No es la primera vez que se lleva a cabo esta iniciativa. La que sí era la primera vez era la de gratuidad para personas con discapacidad y la de fila exprés para ellas, pero la experiencia no ha salido bien y lo que pasará ahora será que se estudiará lo que ha pasado para buscar otras soluciones que deparen una mayor y mejor participación de todos en todo, también en la feria.

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