Teri Sáenz
Sábado, 24 de septiembre 2016, 10:28
'La Frontera' no ha caído en la tentación de volver a los escenarios porque nunca se han bajado de ellos. Tres décadas de fidelidad al rock con sabor a bourbon que los incombustibles autores de 'Pobre Tahúr' reviven hoy en Logroño con la actitud ... y energía de siempre.
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- ¿Es esta la misma 'La Frontera' que despuntó hace 30 años?
- De la formación original solo quedamos Javier (Andreu) y yo. Después de tanto tiempo unos se ha retirado y otros han muerto, pero lo que permanece intacto es la esencia de aquella 'La Frontera' y la efervescencia que volcamos directo.
- ¿Y también ese aire de la Norteamérica sureña que evocan su estética y muchas de sus canciones?
- El sonido y la imagen de 'La Frontera' tienen en realidad que ver con el cine. Nos conocimos en la Facultad de Ciencias de la Información de Madrid porque todos éramos músicos. Allí, mientras echábamos una partida de mus en el bar, se nos ocurrió ir a ensayar juntos y al poco nos apuntamos a un concurso. Queríamos algo original en el nombre y nos bautizamos en principio 'Las Muñecas Repollo'. También hablamos de tocar algo diferente, y como nos unía el amor por el cine de Sam Peckinpah y las bandas sonoras de Ennio Morricone, conjugamos el aire de nueva ola y punk que se llevaba entonces con el western.
- Algunos de los grupos que nacieron en la misma época han vuelto a reunirse. Ustedes, sin embargo, nunca han llegado a separarse.
- Hemos estado en activo desde el comienzo. Al principio sacando disco casi cada año y luego más espaciados porque no es lo mismo grabar con una multinacional que con una compañía independiente y, además, las tendencias van cambiando. Pero siempre con un mínimo de 40 ó 50 bolos anuales, que no está mal para como anda el mercado.
- ¿No mira con recelo a esos colegas que retornan por dinero?
- No creo que sea así. Si has estado en un grupo durante años y alcanzado cierto éxito, ver que ya no llenas grandes aforos acaba quemando y termina en retirada. Sin embargo, siempre pica el gusanillo. Estoy seguro de que esas reagrupaciones tienen que ver más con el gusto de tocar que la intención de forrarse.
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- 'Cielo del sur', 'El límite', 'Judas el miserable' y tantos himnos que llevan su sello siguen muy vivos.
- Otros están hartos de tocar sus grandes éxitos. A nosotros, nos encanta. Impresiona ver cómo perduran y la gente sigue sintiéndolos. Y no sólo con público de nuestra época, sino muchos chavales que descubren 'La Frontera' y se inclinan más por el rock que el indie.
- ¿Es ese el mayor triunfo de bandas clásicas frente a grupos de nuevo cuño sin su actitud ni energía?
- Todos los estilos son muy respetables si gustan a un cierto sector y también entre el indie hay bandas potentes y con letras magníficas, como Sidonie. De todos modos, tampoco somos de bandos porque ya vivimos todo eso. En los años 80 el rock era una excepción; todo el mundo alrededor hacía tecno-pop y nosotros éramos los bichos raros.
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- ¿Hay algo de pudor a reconocerles a ustedes como influencia?
- Nos consta que somos referencia para muchos grupos de hoy. Sobre todo, cuando se puso de moda el burlesque, las pin-up y toda esa estética. Ahora, las fronteras se han borrado y el underground no existe porque en cuanto subes algo a Internet ya está al alcance de todos.
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