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J. SAINZ
Martes, 20 de septiembre 2016, 00:59
«El teatro así es una gran fiesta». 'La asamblea de las mujeres', la divertida y crítica versión de Juan Echanove y el riojano Bernardo Sánchez sobre la comedia clásica del griego Aristófanes, llega al Bretón mateo con gran expectación y casi todas las localidades ... vendidas. El gran éxito en el Festival de Mérida del verano pasado y la breve gira posterior han impulsado su actual reposición y han hecho posible que puede verse ahora en Logroño uno de los espectáculos teatrales más felices de las últimas temporadas. Y es que, como afirma Pedro Mari Sánchez, uno de sus protagonistas, «el teatro así es una gran fiesta».
'La asamblea de las mujeres', de Aristófanes
Versión Bernardo Sánchez y Juan Echanove
Dirección Juan Echanove
Intérpretes Lolita, Pedro Mari Sánchez, María Galiana, Miriam Díaz-Aroca, Luis Fernando Alvés, Sergio Pazos, Concha Delgado, Bart Santana y Santiago Crespo
Teatro Bretón, martes y miércoles a las 21 h.
Localidades 22, 20 y 12 euros
Con un sentido del humor mezcla de Billy Wilder y Rafael Azcona y el picante de una chirigota de Cádiz, 'La asamblea de las mujeres' narra la disparatada rebelión femenina ideada por Aristófanes en la Atenas del año 392 a. de C. y se convierte sin disimulo en una ácida parodia de la crisis política y económica internacional actual. Pero sin perder nunca «el tono gozoso» de la comedia clásica y la comedia del arte, explica Sánchez, que encabeza junto a Lolita Flores un heterogéneo elenco. La veterana María Galiana, Luis Fernando Alvés, Sergio Pazos, Concha Delgado, Bart Santana, Santiago Crespo y ahora Miriam Díaz-Aroca en sustitución de Pastora Vega completan un reparto 'con faldas y a lo loco' en el que efectivamente destacan la una vez más sorprendente Lolita ('La plaza del Diamante') y este cómico renacido y desbocado.
Comenzó siendo niño actor -el travieso Críspulo de la inolvidable película 'La gran familia' (1963)- y después triunfó esporádicamente en su juventud como cantante romántico. Y, aunque realmente nunca ha dejado de trabajar como intérprete en diversos medios, incluido el teatro, donde de hecho atesora una dilatada y seria carrera, parece como si Pedro Mari Sánchez (Ciudad Real, 1954), ya cumplidos los sesenta, hubiese vuelto a nacer para el gran público gracias a 'La asamblea de las mujeres'.
-¡Menudo descubrimiento, a estas alturas!
-Para mí es un gran alegría sentir eso de la gente y, aunque ciertamente nunca he dejado de trabajar, me siento renacido, sí.
-¿Qué más se puede decir de 'La asamblea...'?
-Que es una gozada. Que el teatro así es una gran fiesta en la que además se puede ver que después de más de dos mil años no hemos aprendido nada, no hemos cambiado nada y nos seguimos complicando la vida con las mismas mezquindades, tanto en el ámbito privado como en el público.
-Y con el humor haciendo esa doble labor de pinchar y aliviar, ¿no?
-Aquí pincha mucho y de forma muy crítica, pero yo creo que alivia aún más porque es en un tono muy sano y desenfadado. Es como una gran chirigota de carnaval que no puede molestar a nadie. El humor te permite ver los errores con una mirada de amor, sin encarnizarse en ellos, y eso siempre es sanador.
-¿Les sorprendió tanto éxito en Mérida (treinta mil espectadores en diez funciones) y tan buenas críticas?
-Fue una sorpresa muy agradable. Aunque siempre trabajas con esa ilusión, nunca sabes qué ocurrirá, sobre todo cuando arriesgas. Pero lo de Mérida fue espectacular de verdad; no fue normal. Fue un escándalo desde la misma noche del estreno, con constantes interrupciones del público para aplaudir. Y después la gira también fue estupenda.
-¿Cambia mucho el espectáculo en teatros convencionales?
-Es verdad que no hay otro escenario como el Teatro Romano de Mérida; es casi mágico y puedes sentir el peso de la historia convertirse en energía que fluye hacia lo que estás haciendo. Pero el espectáculo funciona muy bien también en teatros cerrados y la cercanía compensa otras carencias que no permite la gran distancia de una escenario tan amplio y abierto.
-¿Cuál diría que ha sido la principal aportación de Juan Echanove desde la dirección?
-Yo creo que su conocimiento casi carnal del trabajo del actor, que él, obviamente, domina. Esa fisicidad está muy a tono con el pulso atrevido de la adaptación del texto que ha hecho junto a Bernardo.
-Aquí admiramos sinceramente a Bernardo Sánchez.
-No es para menos; es un gran conocedor de su oficio y Juan y él se compenetran a la perfección. No es la primera vez que trabajan juntos [desde 1999, 'El verdugo', 'El precio' y 'Visitando al señor Green'] y en esta ocasión han traído una comedia clásica a la actualidad con gran maestría. Han hecho que aquella crisis griega y nuestra crisis sean una cuestión atemporal que tiene que ver, no solo con circunstancias coyunturales, sino con la condición misma del ser humano. Y han hecho que podamos reírnos de nosotros mismos, de cómo nos mentimos unos a otros y de cómo nos engañamos a nosotros mismos.
-¿De quién cree que son herederos?
-Supongo que un poco de Valle y un mucho de Azcona y de Berlanga... Y también de Billy Wilder, claro.
-Ha dicho antes que han arriesgado; ¿habrá quien piense que en exceso, que hay demasiada crítica política y una tendencia clara...?
-En realidad no se traiciona la esencia de la comedia original. Era un riesgo hacer determinadas críticas y exponer tan abiertamente cuestiones que son de rabiosa actualidad, pero yo creo que ha sido un acierto y se agradece el descaro.
-Forman un elenco numeroso, lo cual es poco frecuente hoy día, y muy heterogéneo. ¿Qué les une?
-Sí que hacemos un mosaico de generaciones, estilos y personalidades, pero el grupo está empastado de forma muy particular y desprende una energía muy diferenciada.
-Lolita otra vez sorprende como actriz.
-Lolita es puro talento y genio de artista haga lo que haga. Y es una grandísima actriz.
-Y también va a sorprender el rol de María Galiana.
-Es una maravilla, una actriz con un peso escénico que le permite hacer lo que se proponga. Y Miriam Díaz-Aroca está muy bien desde su debut. Y Sergio Pazos le de un aire galaico a su personaje fabuloso. Y Luis Fernando Alvés hace un papel rompedor. Y Concha Delgado y Barta Santa y Santiago Crespo... todos están estupendos.
-Pero, si me lo permite, la mayor y más grata sorpresa es Pedro Mari Sánchez. ¿'La asamblea...' ha significado su redescubrimiento?
-Tengo detrás una larga carrera; con altibajos, por supuesto, pero me siento reconciliado con todo. Es cierto que quizás no haya sido tan visible al gran público y que ahora unos me descubran y otros vuelvan a acordarse de mí después de un tiempo. Lo cierto es que yo también me siento en un renacimiento. Y gracias a la experiencia acumulada me siento más libre, menos prejuzgado y siempre, siempre ilusionado.
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