Pretérito imperfecto

Veamos. Mecano aterrizó en 1982 para solaz de sus fans, hoy talluditos cincuentones preparando su primera revisión de próstata. Tres años después (esto es, en 1985) el programa mezclaba con la misma sabiduría lo bizarro con lo popular, lo previsible con las rarezas: qué pintaba Víctor Monje 'Serranito', brillante guitarrista flamenco, con Tip y Coll es un misterio tan enigmático como la presencia al unísono de la Orquesta Mondragón y Los Chunguitos. Claro que ese fue el año del que ahora conmemoramos su treinta aniversario en que Pedro J. leyó el pregón de fiestas, de modo que ya entendemos lo que pasaba entonces: que todo era raro. Muy raro.

Así que si el lector opina que los conciertos mateos del 2015 son una birria, puede consolarse pensando que la plaza del Ayuntamiento se abarrotará aunque vuelva Cañita Brava (sobre todo, si vuelve Cañita Brava) y que, ay, en 1996 nos visitó La Década Prodigiosa. Que 20 años antes fue el turno de (ojo) Fernando Esteso. Y que en 1977 llegó José Luis Moreno con sus muñecos. Y que así como el futuro nunca está dibujado, el pasado siempre será imperfecto.