Diego Urdiales malogra con la espada una de las mejores faenas de su vida

El toro pesaba una barbaridad tanto por la velocidad con la que embestía como por su acometividad y ansia por repetir. Era un milagro soltarle los vuelos, coser el viaje a la bamba de la muleta, y a partir de ahí imponer y reducirle la velocidad con la única arma de la muñeca.

El toro había sido manso en los primeros tercios, pero sacó su fondo de bravura y permitió al diestro riojano demostrar su versión más lidiadora y poderosa. La faena tenía el peso de dos clamorosas orejas, pero Diego pinchó varias veces y el premio se quedó en una fortísima ovación.

El triunfador de la tarde en sentido númerico fue Juan José Padilla, que cortó dos orejas, una a cada una de sus toros, con su versión más genuina. Entrega absoluta, banderillas, y muletazos por ambos pitones con finales de de desplantes. De todas formas, conviene apuntar que tuvo más entidad la faena al primero que la del cuarto, en la que la oreja fue bastante más que discituble.

Leandro tuvo un primer toro que le dio pocas opciones por venirse abajo demasiado pronto. Sin embargo, en el sexto de la tarde consiguió muletazos estimables al natural en una faena que le faltó continuidad por la condición huidiza del astado de Ricardo Gallardo.

La información completa, este miércoles en Diario LA RIOJA y Kiosko y Más.