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'Paquirri', con unos aficionados en Logroño 25 de septiembre de 1984.
Paquirri y su penúltima tarde
LA RETINA DE LA MEMORIA

Paquirri y su penúltima tarde

PABLO GARCÍA-MANCHA

Lunes, 13 de octubre 2014, 13:28

Se cumplen treinta años de uno de los dramas más conmovedores de la historia del toreo: la muerte de Francisco Rivera 'Paquirri', corneado por un toro de Sayalero y Bandrés de nombre 'Avispado' en Pozoblanco (Córdoba), la aciaga tarde del 26 de septiembre de 1984, justo un día después de haber actuado en la Feria de San Mateo de Logroño. En La Manzanera 'Paquirri' cortó una oreja, la penúltima de su vida, en una tarde en la que se lidiaron reses santacolomeñas de Joaquín Buendía y Dionisio Rodríguez (tan clásicas de nuestra vieja plaza) y compartió cartel con Luis Francisco Esplá y Vicente Ruiz 'El Soro', curiosamente el único superviviente de la terna de Pozoblanco, puesto que poco después, el toro 'Burlero', de Marcos Núñez, destrozaría el corazón de José Cubero 'Yiyo'.

Paquirri era uno de los ídolos de la afición, un torero poderosísimo, bregado en mil batallas y con un sentido de la lidia marcado por el poder y unos tercios de banderillas espectaculares con Esplá y 'El Soro' que marcaron época. Tras triunfar en Logroño en la última corrida de la feria, viajó a Pozoblanco durante toda la noche y amaneció en un hotel de la localidad con un día espléndido con la esperanza puesta en la que estaba programada como última corrida de la temporada y que al final se convertiría en la última de su vida.

'Paquirri', que hacía poco tiempo que se había casado con la tonadillera Isabel Pantoja tras separarse de Carmina Ordóñez, hija de uno de los toreros que más admiraba, luchaba desesperadamente por mantener su intimidad en un mundo en el que las revistas del corazón acechaban constantemente sus momentos más íntimos.

La cornada inferida por 'Avispado' fue tremenda y sus palabras en el quirófano a los doctores todavía sobrecogen: «Doctor, yo quiero hablar con usted porque si no, no me voy a quedar tranquilo. La cornada es fuerte. Tiene al menos dos trayectorias. Una para allá y otra para acá. Abra todo lo que tenga que abrir y lo demás está en sus manos».

Como la enfermería no estaba dotada con lo mínimamente necesario para realizar una intervención, tras hacerle la primera cura y después de haber perdido muchísima sangre, los médicos decidieron trasladarlo a un hospital de Córdoba. El viaje fue angustioso. Según recoge el testimonio de Pepe Toscano, «en aquella ambulancia iban el chófer, Francisco Rossi; Ramón Alvarado, 'Paquirri' y el anestesista». Habían convenido en que si la ambulancia paraba es que el torero de Barbate había fallecido. Efectivamente, «la ambulancia paró en la carrera del Caballo». Cuando llegaron a Córdoba ya no había nada que hacer, el torero había muerto y España entera lo supo en el telediario de la tarde que un toro había matado a 'Paquirri' en Pozoblanco.

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