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la rioja
Lunes, 11 de junio 2018, 14:02
Miles de logroñeses han revivido hoy la tradición de celebrar con pan, vino y peces el triunfo de la ciudad sobre las tropas francesas que la asediaron al final de la primavera de 1521 y que se retiraron el 10 de junio, víspera de San Bernabé, que desde entonces es patrón de la capital riojana.
Desde entonces se celebra el «voto de San Bernabé» por el que, entre otras cosas, se recuerda cómo se alimentaron los logroñeses para aguantar el asedio, con el pan hecho con el trigo almacenado, el vino que se guardaba en la casas y peces que pescaban por la noche en el río Ebro.
Hoy, alrededor de treinta mil personas se han acercado a la parte de la muralla de Logroño que queda en pie, en la zona de El Revellín, donde los miembros de la «cofradía del pez» cocinan casi treinta mil raciones de alevín de trucha -ahora llega de una piscifactoría- que se sirve junto a un panecillo y un vaso de vino.
Desde primera hora de la mañana los cofrades han empezado a cocinar y a servir a cientos de personas agolpadas en colas, más pequeñas al principio, pero de cientos de metros a mediodía.
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En 1521, aprovechando la revuelta de «los comuneros» las tropas francesas avanzaron por Navarra, ocuparon Pamplona y se instalaron frente a las murallas de Logroño con la intención de «agotar» a sus habitantes y entrar en la plaza.
A partir de ahí la tradición marca muchos momentos «épicos» de aquel Logroño, algunos casi de leyenda, como el que los logroñeses engordaron el único animal que había en la ciudad, para mostrárselo a los franceses desde la muralla, en señal de que no pasaban hanbre.
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Algunas de esas leyendas, no obstante, tienen una base histórica, como el que los habitantes de Logroño se reunieron en «concejo abierto» y allí decidieron resistir con un importante papel de las mujeres en la defensa. También está aceptado el que gran parte de la resistencia se basó en los peces del ebro, que eran pescados por la noche, cuando los logroñeses sorteaban el campamento francés a través de los numerosos pasadizos y túneles que todavía hoy desemboca en la ribera del río.
Eso es lo que se conmemora hoy con devoción, la valentía de un pueblo que supo subsistir gracias a su unión para compartir esos peces.
Con el paso de los años, arraigó la costumbre de repartir, en el día grande de las Fiestas de San Bernabé, peces, pan y vino a los logroñeses, en recuerdo de aquella gesta.
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De esa tradición surgió la Cofradía del Pez que cada 11 de junio distribuye -frente al Revellín-, la única de las puertas de la antigua muralla de la ciudad aún en pie, cerca de 30.000 raciones de los alimentos que propiciaron la victoria logroñesa de 1521.
Una de las portavoces de la Cofradía del Pez, María Díez del Corra, ha destacado a EFE el «ambiente fantástico» con el que se ha desarrollado la jornada «con mucha gente y un tiempo que acompaña».
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Ha incidido en la importancia de «celebrar la victoria de los logroñeses gracias a que sobrevivieron con lo que había en las murallas, pan y vino, y los peces de salían a pescar por la noche».
Díez del Corral fue la primera mujer en entrar en esta cofradía, hace una década, con lo que rememora el papel de las mujeres en la defensa de Logroño «y estoy muy orgullosa de hacer partícipe a todos los logroñeses y a los visitantes de este gran día».
Ha detallado que para realizar unas 30.000 raciones disponen de 950 kilos de alevín de trucha, cerca de 30.000 bollos de pan y mil litros de vino, productos todos «que llegan a agotarse», ha concluido.
El pan y el pez
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