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Degustación de migas en la sede de la Peña la Rondalosa Miguel Herreros
La lluvia no frena el Tour de degustaciones

La lluvia no frena el Tour de degustaciones

Las raciones de chorizo, salchichón, pepito de lomo, pincho moruno, migas y zapatillas de jamón dan sabor y olor a las fiestas de San Bernabé

Juan Hernández

Domingo, 11 de junio 2023, 18:51

El reloj de la Plaza del Ayuntamiento de Logroño marca las 11.00 de la mañana. Una fina lluvia, de esas que los vascos llaman 'txirimiri', pero que te cala de arriba a abajo en un par de minutos, amenaza con echar al traste el trabajo de las peñas logroñesas, que madrugadoras, llevan desde primera hora preparando todo lo necesario para satisfacer el paladar de los comensales. «Como siga lloviendo voy a tener chorizo en mi casa hasta el año que viene», se oye decir a Valetín Tobalina, un miembro de la Peña La Unión.

Pese a la llovizna, hay valientes como Rafael Alcantuz que, armados de chubasquero y paragüas, desafían los inclemencias meteorológicas. «Llevo viniendo más de 50 años», nos comenta. Alcantuz, acompañado de su mujer, es uno de los primeros en degustar el chorizo con pan de La Unión. «En un año normal solemos vender entre 1200 y 1500 raciones. Este año con la lluvia no venderemos ni 200», señala con cierta resignación Tobalina. Resguardecidos bajo el techo del Ayuntamiento, los componentes de la asociación continúan friendo chorizo y cortando pan, ajenos a la falta de calor humano y de rayos de sol.

La siguiente parada de este 'Tour de degustaciones' nos lleva hasta la Glorieta del Doctor Zubía. Allí, bajo un toldo desmontable, está instalada la Peña Riojana los Brincos, encargados de suministrar salchichón a la plancha. «Llevamos 15 años con esta degustación. Normalmente solemos dar entorno a las mil raciones. Este año parece complicado que lleguemos a esa cifra, pero tenemos esperanzas en que el día se pueda levantar», apunta Eva Cagigas, una de las responsables de que el salchichón quede en su punto. En la escasa cola -continúa lloviendo y todavía es pronto (las 11.30 horas)- nos encontramos a Javier de Ayala, que nos cuenta que siempre que puede se acerca a las degustaciones. «Soy logroñes y esta es una de las tradiciones que más me gusta», subraya.

A escasos 200 metros de los Brincos, la Peña La Alegría tiene montado, en el paseo del Espolón, su puesto. «Que sea el primero de muchos», se oye decir a alguien de la entidad. Acto seguido, un comensal, aparentemente el primero de la mañana, se aleja alegremente dándole un mordisco a un apetitoso bocadillo de lomo. «Antes dábamos champiñón, pero nos costaba muchísimo tiempo hacerlo. Decidimos probar con el pepito de lomo. El primer año tuvo tanto éxito que nos planteamos dar esta cata tanto en San Bernabé como en San Mateo», nos informa Ana Dueñas, componente de la peña. «Esperemos que el tiempo mejore y poder alcanzar las mil raciones que solemos entregar», añade.

Desde el Espolón caminamos 500 metros hasta llegar a nuestra siguiente parada: la Plaza Martínez Zaporta. Durante el trayecto, nos topamos con la Cofradía del Pez, que a pesar de las condiciones climáticas, estaba acompañada, a su paso, por muchos logroñeses. En Zaporta, la Peña Aster tiene montado un alargado toldo bajo el que trabajan sin cesar unos 40 peñistas repartiendo pinchos morunos. Por suerte, la lluvia ha cesado y a pesar de que el pavimento continua bastante resbaladizo, una larga fila aguarda pacientemente su turno para saborear la brocheta de carne. «Llevamos dando pinchos morunos 10 años. Generalmente nunca sobra nada, a la gente le encanta venir. Del éxito que tiene, hay personas que hacen la cola tres e incluso cuatro veces», nos informa Emma Benito, una de las cocineras. «Desde que vivo en Logroño esta es una de mis degustaciones favoritas», nos cuenta Luis Marqueta, uno de los ciudadanos que está haciendo la cola.

46 años de migas

A estas horas, en Rúavieja, la Asociación de Vecinos del Centro Histórico también se ha sumado a fiesta, repartiendo zapatillas de jamón. Nos dirigimos a la calle Carnicerías, lugar donde se encuentra la sede de la Peña la Rondalosa. A medida que avanzamos por el estrecho callejón, el olor a migas es cada vez más intenso, y la música de la charanga Strapalucio resuena más alto. Una marabunta de gente se agolpa en las inmediaciones del local -se nota que es la única degustación gratuita (las demás cuestan 2,50 euros)-. Mientras unos ya están saboreando las migas de pan mezcladas con el chorizo y la panceta, otros buscan la fila para poder hacer lo mismo en breves instantes. Una de las que está esperando su turno para tener en sus manos la bandeja de migas es Carla, una joven logroñesa, que nos cuenta que su degustación favorita «es la de las migas porque se parecen a las que le hace su abuela».

«Las migas son una tradición de 46 años, prácticamente desde la refundación de la peña. Para que todo salga según lo previsto, participamos todos los miembros de la peña. Todo empieza dos meses atrás, cuando empezamos a recopilar pan duro de las panaderías con las que colaboramos. En un año normal sacamos unas 1600 raciones. Esperemos, a pesar del pequeño contratiempo que hemos tenido con la lluvia, que esta edición no sea distinta», ha reseñado Gonzalo Jubera, presidente de la Rondalosa.

Finalizado el 'Tour de degustaciones', volvemos al lugar dónde nos pusimos en marcha, la Plaza del Ayuntamiento. Ahora el reloj marca las 13.30 horas. No hay ni rastro de la lluvia y el sol se ha impuesto sobre las nubes. La Peña La Unión sigue al 'pie del cañón' repartiendo sus raciones. El panorama es totalmente diferente al de solo unas horas atrás, ahora una muchedumbre de gente aguarda para recibir su ración. «Me da a mí que al final no me voy a llegar chorizo a mi casa», nos grita Valentín.

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