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Dos inmensas y largas filas (una por Once de Junio y otra rodeando la Oficina de Turismo en la fuente de Murrieta) han dado buena cuenta al inicio de la mañana de la respuesta masiva de los logroñeses al acto tradicional del reparto del pez ... en El Revellín. En total se han repartido 30.000 raciones hasta las dos de la tarde. Quedaba a las diez de la mañana todavía por tanto una buena faena que realizar a los miembros de la Cofradía del Pez y a los voluntarios (familiares y amigos) que les ayudan en esta arraigada tradición con la que se conmemora la resistencia de los logroñeses al asedio de las tropas francesas.
Animados por la música de las dulzainas, los cofrades (llevaban desde las siete de la mañana trabajando, aunque han hecho un parón, tras la bendición de los peces, para ir a isa y a desayunar migas) han freído a 400 grados los alevines de truchas, que han llegado en camiones tres horas de que oficialmente comenzara el reparto. Con cinco freidoras a pleno rendimiento y en espera estaba una sexta que Lorenzo Cañas, el masterchef bernabeo, ordenaría disponer para aumentar las raciones. Y todos mirando al cielo. El prestigioso cocinero riojano también. Buen susto el que se han llevado cuando poco antes de las nueve ha comenzado a llover: «He tenido que volver a toda prisa; menos mal que he llegado a tiempo para tapar los aceites porque si les cae agua...».
Con el cielo nublado y la amenaza de precipitaciones, ni eso no ha condicionado a los ciudadanos de Logroño a asistir al reparto. Porque no eres de Logroño si no vas a comer el pez cada 11 de junio. Y para que el sueño se cumpla, los cofrades han sacado de promedio cada tres minutos unas quinientas o seiscientas truchas. «Cuando tengamos las seis freidoras a tope serán 900 unidades», explicaba Cañas. Y así hasta los 30.000 peces (1.200 kilos) que estaba previsto repartir.
El nuevo cofrade de mérito (33 años) se ha mostrado orgulloso de participar en esta acto «del que disfruto mucho» y ha destacado la renovación generacional porque «gracias a los hijos y a los nietos podemos atender a tantas miles de personas».
Cada ración totalmente gratuita (sólo se cobra un euro por el jarrito conmemorativo si se desea adquirirlo como recuerdo) consta de un pez, un bollo de pan (en total se repartirán 28.500) y un vaso de vino tinto (un millar de litros). Al frente de las cubas, en un lateral del recinto que da a la calle Norte, se encontraba Bernabé. Colaborador en este acto desde hace 47 años, celebraba este martes su santo y su cumpleaños. Su encargo era sacar el vino a unas tinajas desde las cuales los voluntarios llenan los jarros para servir a los logroñeses. Labor que ha empezado tras dar buena cuenta de su ración que «estaba riquísima».
Y de un veterano a los más nóveles. Las hermanas María y Anita, «animadas por nuestro tío que es cofrade», acudían por segundo año consecutivo a colaborar en el reparto, distribuyendo vasos de vino en una de las mesas que dan a Once de Junio. Lo hacían acompañados de su amiga Mara, para la que era su primera vez. Las tres se mostraban encantadas, «sobre todo porque estamos repartiendo el vino, que es mejor que los peces porque su olor es un poco intenso».
De los peces se encargaba a su lado Milagros. Era la primera ocasión en la que participa: «Llevaba muchos años con ganas de venir, pero normalmente trabajaba ; este lo tengo libre y he venido. Me hace mucha ilusión». «Además, no se están formando tapones y el reparto está transcurriendo con mucha fluidez, llevamos buen ritmo», ha indicado. Milagros ha vuelto a la faena para repartir sus raciones a la familia formada por Jorge y Paula, con sus hijos India y Elio . «Venimos todos los años y ahora, con los niños, con más razón», ha subrayado.
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