Logroño es cultura, es Europa y es solidaridad. Así lo ha querido plasmar el Consistorio de la capital con la entrega de las insignias de San Bernabé, que se ha desarrollado este sábado en el salón de plenos diseñado por Rafael Moneo.
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Tres riojanos han ... pasado a engrosar la lista de más de medio centenar de galardonados que, desde 2005, llevan el nombre de Logroño por el mundo o hacen de la ciudad un lugar mejor. Luis Lleyda, que fue motor de Cáritas, Fundación Cáritas Chávicar y Proyecto Hombre; el editor Julián Lacalle, alma máter de Pepitas de Calabaza; y María Andrés, periodista y directora de la Oficina del Parlamento Europeo en España, se han llevado emocionados un pequeño reconocimiento en forma de insignia que lucirán cerca del corazón.
El acto se ha vivido con la alegría propia de estos eventos, pero con runrún propio de los cambios de ciclo, con adioses, fotos y saludos. El alcalde Pablo Hermoso de Mendoza vive sus últimos actos oficiales mientras Conrado Escobar calienta para recoger la vara de mando. Y esa dualidad entre lo que es para despedirse y lo que vendrá para quedarse se ha percibido en el ambiente y en los discursos.
Pero lo importante estaba en los premiados y en sus 'padrinos': Jesús Ángel Tomás, con Lleyda; José Ignacio Foronda, con Julián Lacalle; y Toño del Río, con María Andrés, que han glosado la figura de los tres galardonados.
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Luis Lleyda, con una buena dosis de humor, ha recordado que recibió la noticia, con una llamada del alcalde, mientras se afeitaba. «Si yo con mis ocho años en Cáritas ya estaba más que premiado, por eso creo que no merecía más», ha reseñado antes de dar gracias a Dios por haberle permitido intentar seguir el camino de Cristo que no es sino «pasar por la vida haciendo el bien». «En el encuentro con los pobres es donde he vivido mi vida con más sentido: las vidas tienen sentido cuando son de servicio», ha dicho. «En Cáritas he aprendido a ser solidario, a salir de mi burbuja», ha añadido.
Parafraseando al papa Francisco ha animado a intentar pasar de la «globalización de la indiferencia a la globalización de la solidaridad» y a los logroñeses a «sembrar» y a trabajar por la utopía que «no es lo imposible, sino algo difícil de conseguir».
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Mientras, Julián Lacalle ha agradecido a la sociedad el reconocimiento aunque ha destacado que «la labor de un editor debe ser invisible, por lo que vuelvo a la invisibilidad». Breve pero profundo, ha recordado el germen de todo: «Tras mis primeras pirivueltas por el mundo, me di cuenta de que mi lugar estaba en Logroño, cerca de sus montañas. Supe que íbamos a disfrutar de lo que fuéramos capaz de crear». Y a eso se puso y sigue poniéndose día a día, a pesar de los sinsabores de un mundo editorial que Lacalle y su equipo han convertido en una alegría.
«Esta distinción la entiendo como un reconocimiento a la gente que está a mi alrededor: a mi familia y a mi querídisimo equipo de Pepitas de Calabaza y a las decenas de colaboradores repartidos por todo el mundo», ha sintetizado antes de olvidarse (brevemente) de la insignia.
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«Me siento muy honrada y casi pequeñita por compartir el reconocimiento con Luis Lleyda y Julián Lacalle. Uno apostó por los más vulnerables, otro por la cultura y a mí me tocó apostar por Europa», ha explicado María Andrés, que ha comenzado su discruso acordándose de sus padres, de su marido y de sus hijas.
Periodista antes de tiempo, ha rememorado que entró en la redacción de Diario LA RIOJA sin cumplir los requisitos y dejando, en un mapa de La Rioja vacío donde, ante algunos dudas prefirió escribir: «Un periodista nunca escribe algo que no tiene confirmado». Genio y figura.
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«Aprendí todo lo que sé de periodismo en LA RIOJA», ha dicho antes de rememorar su paso por un campus de Missouri, donde tuvo una revelación: «En Estados Unidos me di cuenta de que me sentía profundamente riojana, profundamente española y profundamente europea». Y ese sueño europeo, desde 2003, es una realidad para acercar la UE a los periodistas y a las sociedades para «entender de verdad cómo nos afectan las decisiones europeas».
Y ha lanzado un guiño al futuro alcalde para que mantenga la apuesta porque «todos y todas estemos bien representados en los debates públicos» y ha pedido al Gobierno de La Rioja una «asignatura voluntaria sobre la Unión Europea, como está en otras comunidades». «Incluir una voluntaria sobre la UE daría un valor añadido tremendo a jóvenes de entre 14 y 16 años, daría herramientas para volar como hice yo». «Logroño es casa, son raíces; Europa es destino, en clave verde, en clave digital, que no podemos dar por sentado. Que se lo digan a los jóvenes británicos, a los jóvenes ucranianos», ha advertido. «Yo solo aspiro a ser puente entre Logroño y Europa».
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El todavía alcalde, Pablo Hermoso de Mendoza, ha cerrado el acto destacando la entrega social y la vocación de «romper barreras» de Luis Lleyda, el carácter «indomable» de Pepitas de Calabaza, una editorial con humor y carácter global; y el «espíritu solidario» de la Unión Europea, de la que la sociedad se siente «orgullosa» y de la que María Andrés es un ejemplo y la «voz de Logroño en la Unión Europea». «Los tres honráis estas condecoraciones de la mejor manera posible», ha acabado.
Tres han sido los protagonistas, pero otros tres 'padrinos' de excepción les han presentado en el acto. Y en todos se han repetido dos cualidades de las que se enorgullece Logroño: el amor y el humor. Ciudad acogedora y burlona, ya sea amarga, ácida o dulcemente, la capital de La Rioja quiere con una sonrisa. Y así también han presentado los glosadores a los nuevos insignes. Jesús Ángel Tomás ha recordado que conoció a Lleyda en un lejanísimo partido Berceo-Balsamaiso, cuando le tocó marcarle, y desde ese momento lo tuvo claro. «Quiero tenerlo en mi equipo», dijo, y cincuenta años después siguen mano a mano con una de «las mejores personas» de La Rioja. «Muchas veces he dicho que soy amigo de Luis Lleyda con un punto de vanidad», ha recalcado.
José Ignacio Foronda ha dirigido su discurso a una calabaza para recordar un trabajo editorial que empezó con «la proyección de un Cinexin» pero que fue creciendo de la mano de ácratas argentinos, ludditas ingleses, seguidores de Durruti, glosadores de ciudades, migrantes... Así, Logroño se convertía en la ciudad donde se editaba lo que pasaba en la sociedad ya antes de que pasase. «Revolución, belleza, absurdo, desencanto y humor», ha recalcado Foronda, que también ha tenido un guiño para la labor de publicación de autores riojanos. «Julián sabe que el negocio está en Madrid y Barcelona, pero él siempre ha defendido el trabajo aquí, con raíces profundas», ha dicho.
Por su parte, Toño del Río ha destacado el trabajo por «la igualdad» de María Andrés, con un corazón «grande y revolucionado», que se forjó en Diario LA RIOJA para aterrizar «en la cocina de Europa, en Bruselas, que la ponía en su otra gran misión: Europa». «Conozco a muy pocos que, tan lejos del Espolón, sientan tan dentro la ciudad», ha analizado.
Toño del Río ha destacado el trabajo por «la igualdad» de María Andrés, con un corazón «grande y revolucionado», que se forjó en Diario LA RIOJA (donde «como no había guerras que cubrir, le mandábamos a las fiestas de los pueblos, que no es asunto menor») para aterrizar «en la cocina de Europa, en Bruselas, que la ponía en su otra gran misión: la Unión Europea». «Conozco a muy pocos que, tan lejos del Espolón, sientan tan dentro la ciudad», ha analizado.
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