Hace un calor de justicia hoy en Logroño, pero siempre cabe ser positivos: en Sevilla, a 39ºC, están peor. El día ha vuelto a ser demasiado espléndido para festejar a San Bernabé y ofrecer los tradicionales banderazos dedicados. Pasadas las 12 horas la larga comitiva ... de la procesión ha empezado a circular desde la concatedral de La Redonda hasta el arco por el primer tramo de la calle Portales: los niños de San Bernabé, la comparsa de gigantes y cabezudos con el Espartero, la duquesa de la Victoria, Sagasta y compañía; la Corporación municipal, las cofradías de San Bernabé y de la Virgen de la Esperanza con las imágenes de los patronos de la ciudad, también la Cofradía de San Gregorio, las autoridades del Gobierno regional, los altos cargos de las fuerzas del orden y, por último, la Banda Municipal de Música de Logroño. Había casi tantas personas en el desfile como espectadores, aunque bien es cierto que, como tradición, cientos, miles de logroñeses han seguido de cerca los banderazos.
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Llama la atención siempre que, desde el paso de los gigantes y cabezudos hasta la llegada de la alcaldesa de Logroño y los concejales del Ayuntamiento pasa un río de personas anónimas que no encajan de ninguna manera en la procesión pero que transitan por allí en medio ante el escrutinio del resto de logroñeses, en parte envidiosos, en parte incrédulos, en parte desinteresados. La peña La Unión ha pasado de largo por Muro de Cervantes, rumbo a Muro del Carmen. Y la peña Los Brincos ha ofrecido su degustación de salchichón a la plancha en la Glorieta del Doctor Zubía. Había, incluso, un feriante vendiendo globos de helio de Spiderman, La Patrilla Canina y Pocoyo. Todo estaba listo para que comenzaran los banderazos.
El primero, en el arco de San Bernabé, Cuca Gamarra lo ha dedicado a los comerciantes de Logroño. El segundo, en la confluencia de las calles Marqués de San Nicolás y Mercaderes (Cuatro Cantones), a los niños enfermos. Y el tercero y último, en la puerta del muro del Revellín, a los logroñeses que residen fuera. En la plaza del Parlamento el Grupo de Danzas de Logroño, que este año cumple su 75 aniversario, ha brindado un baile a la comitiva. Y, durante el recorrido, Jesús El Igeano ha cantado sendas jotas tanto a San Bernabé como a la Virgen de la Esperanza. Jotas compuestas por él mismo y muy aplaudidas por el público, como en Semana Santa. Hasta ahí, todo protocolario, correcto y sobre lo previsto. Pero durante el acto in itinere que ha durado hora y media ha habido al menos tres detalles que merecen, si no un banderazo, una mirada de atención.
El tropezón
El primero, el tropezón de la concejal de Transparencia, Hacienda y Administración Pública, Mar San Martín, a quien le ha traicionado un tacón al reiniciar la marcha en Cuatro Cantones pero ha logrado mantenerse erguida gracias al apoyo del joven edil Alfredo Ruiz Pastor. Esto se podría interpretar como un símbolo del gobierno municipal del Partido Popular sostenido por Ciudadanos. «¡Dile a Cuca que lo arregle!», ha gritado una vecina al ver el ligero percance, refiriéndose a la situación del adoquinado.
Bromas aparte, lo que no tenía gracia alguna era el olor nauseabundo que había en algunas parte del trazado. Desde la calle Portales se ha descendido por Rodríguez Paterna hasta la avenida de Viana para recorrer por completo la calle Marqués de San Nicolás hasta el Muro del Revellín. Y precisamente en Marqués de San Nicolás, precisamente en el inhabilitado Centro de la Cultura del Rioja, precisamente junto a la sede de la Asociación de Vecinos del Casco Antiguo (y cerca de la sede de Alcohólicos Anónimos), unos contenedores de basura desprendían un olor inaguantable, impropio del solemne evento que por allí ha transcurrido. Y sucedía igual más adelante, frente a la calle Boterías. Hay quien justificará el aroma porque son fiestas. Y en realidad, buena parte de culpa la tienen los incívicos que mean en cualquier parte menos donde se debe. Pero precisamente porque son las fiestas de San Bernabé se debería evitar semejante asquerosidad en el corazón de Logroño. Ese podría ser el segundo banderazo alternativo.
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El tercero podría dedicarse a esos logroñeses que se quejan de todo, pase lo que pase. Si hace sol, porque hace calor; y si llueve, porque se mojan. No hace falta personificar: todos sabemos quiénes son. Y en esta procesión... pues más.
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