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África Azcona
Sábado, 10 de junio 2017, 09:04
Francisco I de Francia ordena a sus tropas atravesar Navarra con la intención de conquistar el sur de España... Uno de los pocos puentes asequibles que debe salvar para cruzar el Ebro es el que pasa por Logroño y decide conquistarlo con 30.000 hombres. ... Parecía un asunto menor, un mero trámite, pero todo se complica con la irrupción de las tropas logroñesas comandadas por el valiente comendador Vélez de Guevara, dispuesto a dar la vida con tal de no dejarles pasar. «Si me dais a elegir morir de viejo o con la espada..., ¡con orgullo con la espada ha de ser!». Exultante y enardecido por los gritos de los asistentes a la recreación de la heroica defensa de la ciudad, el audaz militar sacó pecho y prometió a los pies del Revellín defender sin concesiones a los suyos. «Venimos con la intención de conquistar la ciudad y pedir su rendición... decidles a las mujeres y los niños que abandonen la ciudad», fue todo lo que dio por respuesta el general Asparrot, mientras desde el publico, ya excitado por la batalla que se veía venir, se empezaba a oír todo tipo de improperios dirigidos a los invasores. ¡Gabachos fuera! ¡Franceses marchad a Francia! ¡Fuera, fuera...!
Como en un viaje a través del tiempo, los cientos de logroñeses que acudieron un año más a las inmediaciones de la muralla se vieron trasladados al año 1521 y rememoraron aquellos 17 días en los que las tropas extranjeras volvieron a irrumpir a pie y montados a caballo (esta vez de raza holandesa traídos desde Valencia) ante las puertas de la ciudad. «Son muchos y no va a ser fácil..., pero no me dais miedo porque somos españoles y, sobre todo, logroñeses....», las palabras de Vélez de Guevara, papel interpretado por Miguel Llopis, sonaban bravas por los altavoces del Revellín, donde en ese momento el general ya tenía metido en el bolsillo al público, que pedía venganza.
Y así fue, todo salió según el guión: sonaron los temibles cañonazos, hubo choque de espadas y llegaron las esperadas batallas cuerpo a cuerpo, con un momento estelar protagonizado por dos aguerridas luchadoras de ambos bandos en lo que fue un guiño al papel que desempeñaron las mujeres en el campo de batalla.
La recreación se celebró en sesiones matinal y vespertina. Pero habrá que esperar a esta tarde para asistir a la rendición. Primero, una atronadora lucha entre la caballería e infantería logroñesa y gala, que acabará con el general Asparrot, rodilla en tierra, ofreciendo su sable a Vélez de Guevara, quien alentó a lanzar vivas a Logroño. Todo será a partir de las 18.45.
La bandera de Logroño ondeando la muralla pondrá el punto y final a una representación que alcanza una gran dosis de realismo gracias a los actores de la empresa Balconet, los Héroes del Revellín, Club de Tiro, la Guardia de Santiago y los voluntarios de Logroño.
Son más de 200 voluntarios los que ponen toda la carne en el asador (uno de los soldados sufrió una lipotimia), algunos de ellos con una larga trayectoria en las recreaciones como José Antonio Herrero, miliciano de día y Pedro Vélez de Guevara por la noche. «Somos una familia», aseguraba. Y, entre los luchadores, verdaderos expertos: El riojano Alejandro Calleja, en su papel de paladín logroñés, llevaba sobre sí un peso de 30 kilos de acero. Poca cosa para el campeón del mundo de 'full contact medieval'.
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