Tres imágenes para un santo patrón

La más popular, de factura reciente (1958), se encuentra en la capilla de Los Ángeles de La Redonda, desde donde cada 11 de junio, flanqueada por las autoridades, sale en Procesión solemne acaparando todas las miradas y 'flashes'. Pero la primitiva, de inicios del siglo XIX (aunque no está confirmado), tiene su 'casa' en la Cocina Económica, presidiendo como un comensal la gran sala comedor de la entidad benéfica. Ambas, a los ojos de un profano en arte parecerían 'gemelas' pese a corresponden a épocas muy diferentes. «Son tallas de hechuras muy bonitas; las dos exhiben los mismos apliques decorativos, la Biblia, la daga y la palma, símbolos del martirio, pero la de La Redonda tiene más presencia». En tamaño le gana, sin embargo, la tercera imagen del santo, aunque su valor es más testimonial que artístico. «Esta es conocida por muy pocos, sólo cuatro sabemos que existe». Se trata de un gran 'sanbernabé', de 1,60 metros apoyada en una peana, y como detalle curioso, está colocada en el ábside junto a otro 'desconocido 'San Mateo de forma que los dos se miran uno al otro.

Llegó un momento en que la maltrecha imagen de San Bernabé, la única existente en la ciudad a mitad del siglo pasado, estaba tan deteriorada por las implacables lluvias propias de estas fechas que ya no estaba en condiciones de sacarla a la calle. El entonces alcalde de Logroño, Daniel Trevijano, decidió donarla a la Cocina Económica, que desde entonces la tienen acogida como un 'hijo', y encargar en su lugar una nueva talla a Vicente Ochoa, que la terminó en 1959. Fue un regalo que realizó personalmente a la ciudad y que, en consecuencia, estaba destinado que se estableciera en el Ayuntamiento, en concreto en un capilla que no llegó nunca a crearse. Pero las autoridades municipales del momento lo rechazaron y, desde entonces, permanece de prestado en La Redonda. «No era mucho más grande que la original, pero sí realzaba más la imagen del patrono. Vicente Ochoa es muy buen escultor y realizó una preciosa talla de madera policromada, dorada.». Uno de los mejores momentos para admirarla es el día 10, cuando en vísperas sale a recoger a la Virgen de la Esperanza para regresar de nuevo con ella en procesión a la Redonda, donde ejerce de anfitrión durante toda la noche. «Sobre esto hay alguna anécdota., como la que asegura que si algún santo de la catedral le pegó una patada a San Bernabé por pasar la noche con la virgen..., de ahí el sobrenombre de San Bernabé 'el cojo'. Antes, como alcalde mayor de Logroño, salía con la vara de mando, pero lleva tres años que ya no».

Con su moderna versión, Logroño volvía a procesionar con un orgullo la imagen de su santo. El tiempo había dejado maltrecha la de Cocina. «Se había quedado como cuando metemos un trozo de madera en un río, llena de agujeros, perforada. las cavidades se tapaban con gasas». Hubo que desmontar por completo la pieza para rearticularla después. Una labor acertada que le devolvió el realce de otros tiempos, cuando llegó a Logroño, en el siglo XIX, procedente (seguramente) de unos prestigiosos talleres de Olot. Con una presencia más discreta, la imagen ha vuelto en los últimos años a la calle despertando el mismo fervor. Su salida desde su sede en Rodríguez Paterna no gusta mucho a las Hermanas de la Caridad, que temen cualquier eventualidad. «Se llevan un gran disgusto y eso que saben que lo cuidamos muy bien». Este año también salió en Semana Santa, en la procesión de Jesús Cautivo. «Hicimos una 'levantá' y tuvo tanto éxito que repetiremos. «Ahora la procesionamos a hombro, sin tanto espectáculo que la otra, pero con la misma devoción». La de Palacio no se procesiona. Del Río se atreve a afirmar que se trata de «un invento» de don Jesús Zamora, párroco del templo en los 60. «Le falta el gesto de exaltación de las otras. Es más hierática. Seguramente es una imagen renacentista a la que puso un libro y una palma. Le faltó la daga...».