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La remodelación ya está terminada, a falta de algunos remates aquí y allá, pero lo cierto es que se puede hablar de un fin de ... obras en diferido. La calle Sagasta, cuya reurbanización comenzó a ejecutarse el pasado junio tras no poca polémica a cuenta de la modificación del proyecto tras el cambio de gobierno municipal, luce ya su nuevo aspecto. Y lo hace con un trámite administrativo que, cuanto menos, resulta paradójico.
Y es que, visto y leído un acuerdo de la pasada Junta de Gobierno Local del que no se dio cuenta, la finalización de las obras sobre el terreno llegará después de su finalización sobre el papel. Así, el Ayuntamiento de Logroño convalidaba el miércoles 12 de marzo una ampliación de plazo para unas obras «que deberían haber finalizado antes del 27 de febrero».
Dicho de otro modo, se aprobó definitivamente una prórroga fuera de plazo –pues la misma se solicitó en diciembre por parte de la adjudicataria– y con los trabajos prácticamente terminados tras una primera moratoria de un mes acordada por la misma Junta en octubre con vistas al 27 de diciembre.
Un trámite pendiente desde finales del año pasado, con la fecha expirada, y cuyos motivos oficialmente aceptados –y autorizados 'de facto' por parte de la dirección de obras– son, literalmente, los siguientes: «Losas de hormigón bajo la calzada de asfalto en un espesor mayor a lo habitual, albañal en mal estado de conservación, retraso en los suministros de los elementos tecnológicos y la no retirada en el plazo convenido del andamio en una zona que afecta a la ejecución de la plataforma junto al Camino de Santiago». Nada de ello «por culpa del contratista».
«La calle ya está terminada, a falta de pequeños remates en el pavimento y colocación de algún elemento de señalización. El caso es que se quitarán las vallas para el pleno uso peatonal, aunque se colocarán los típicos bolardos para evitar que circulen los coches durante unos 10 días, más o menos, por el asentamiento del adoquinado y el firme», precisaba ayer el propio Consistorio capitalino, desde donde el concejal delegado, Íñigo López-Araquistáin, concretaba que la nueva Sagasta «estará plenamente operativa en los últimos días de marzo».
De hecho, y según ha podido saber este periódico, el 27 de marzo es la fecha inicialmente prevista para su inauguración, acto para el que ya se están enviando las invitaciones –desde el 27 de noviembre que tenía que estar lista, pues el plazo inicial de ejecución era de cinco meses–.
El proyecto, tras renunciar a los fondos europeos –devolución con intereses de demora incluidos–, será financiado íntegramente por el Ayuntamiento, con hasta 1,2 millones; sin olvidar que en su día se llegaron a justificar los cambios en la reforma por ahorro cuando la actual era más cara y, al final, ha resultado todavía más.
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