Si ardua y compleja fue su salida, todo apunta a que no lo será menos su llegada. Tanto que, dadas que las cosas de palacio (léase administración pública) van despacio, ya hay quien empieza a impacientarse. Hablamos del patrimonio histórico del IES Sagasta, del que ... siete años después de su traslado provisional aún no se tiene ni idea de cuándo regresará a casa, al lugar del que se fue para volver una vez rehabilitada y que, no conviene olvidar, es parte esencial del mismo.
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La idea inicial, y así incluso se proyectó la reforma integral, era la de musealizarlo si no todo, al menos una parte. No en vano, las dependencias académicas, a lo largo de su historia de una u otra manera, siempre han tenido expuestos parte de sus fondos. No así ahora, que ni siquiera se sabe cuándo podría ser posible. Y es que el prometido museo del IES Sagasta, 16 meses después de la reinauguración del edificio, ni está ni se le espera (pues nadie ha puesto fecha para ello).
«La intención es poder exponer todo el patrimonio almacenado, pero aún no hay un proyecto definido para poder hablar de él», responden desde Educación a requerimiento de este periódico. Finalmente, y eso parece decidido, será la Consejería quien se ocupe del proyecto que debe culminar la recuperación del histórico instituto en alma tras hacerlo en cuerpo. Sin embargo, todo ese patrimonio sigue sin ser mostrado y, lo que es peor, sin planes de regreso a su lugar de origen (aún no hay nada decidido o, al respecto, nada ha trascendido, si bien hay constancia de algunos movimientos aunque sin concretarse).
El caso se remonta al verano de 2016 cuando, con vistas a la rehabilitación completa del edificio concluida el año pasado, se optó por que el instituto por antonomasia de Logroño fuese desocupado en dos fases claramente diferenciadas a fin de vaciar el histórico centro de la glorieta del Doctor Zubía: la primera y más urgente, calificada como mudanza doméstica, consistió en llevar todo lo necesario al edificio de Letras del viejo Colegio Universitario de La Rioja y al aledaño del antiguo Comercio para empezar las clases en septiembre; y a partir de ahí, con menos prisas y una vez iniciado aquel curso, se empezó con la mudanza patrimonial, cuyos fondos serían en principio guardados en depósito provisional en el Archivo General de La Rioja hasta su vuelta.
Responsables del instituto y del IER, encargado de la catalogación a fin de no perder nada en el proceso, planificaron todo de esa manera; y así, en verano de 2017, el traslado previsto se hizo, no al citado archivo, sino al actual Palacio de Justicia, pues parte de los nuevos juzgados están vacíos y, a día de hoy, se han convertido en una especie de almacén.
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Un almacén con elementos de valor como los tantas veces enumerados, los mismos que constan en los hasta dos inventarios elaborados para aquella mudanza: el referente a todos los elementos de las áreas de Ciencias Naturales y de Física y Química, por un lado; y el relativo al mobiliario y objetos artísticos, que son tantos o más.
«Con motivo de las obras de rehabilitación del edificio, donde desde 1900 viene desempeñando su actividad el actual IES Práxedes Mateo Sagasta; la dirección solicitó a agentes externos a la institución la realización de un inventario de todo aquello que podría formar parte del patrimonio histórico de nuestro instituto. Con tal motivo y por medio tanto la Consejería de Educación como del Instituto de Estudios Riojanos, se han ido realizando diversos inventarios de los citados elementos», puede leerse en la propia web del instituto.
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Diario LARIOJA fue testigo entre 2016 y 2017 de un proceso del que ya dio cuenta: justo en el momento en el que el mobiliario y demás objetos artísticos se encontraban ya catalogados y debidamente etiquetados. Un proceso llevado a cabo después de que el IES cerrase sus puertas para las obras (que finalmente se demoraron hasta abril de 2019) con viaje de ida... a la espera del de vuelta. Mesas, sillas y escritorios de valor, a un lado; esculturas y pinturas, a otro... todo con su correspondiente 'pegatina' y su número de referencia. Y «una base de datos completa para saber dónde está cada cosa y dónde nos la vamos a encontrar después», se explicó entonces. En el mismo sitio, aquellos días, se mantenían las vitrinas con las colecciones científicas, desde taxidermia y fósiles a todo el aparataje e instrumental de las distintas disciplinas –trasladadas al completo poco después–.
Todo ello, ya estaba decidido, serían los fondos que podrían exhibirse y «ponerse en valor» en el futuro museo que albergaría el instituto tras su reforma, para lo que además se activó la creación de una Asociación de Amigos del Museo del Sagasta que se encargase de su gestión junto a la biblioteca. Allí, hace ahora siete años, mapas y grabados, ya listos, esperaban destino junto al herbario del mismísimo doctor Zubía. Y hasta ahora...
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