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Vecinos... esos adorables compañeros de confinamiento unidos en las malas como no se recuerda a tan solo unas paredes de distancia o, en el peor de los casos, a apenas unos pisos. Vecinos... esos insoportables 'enemigos' de nuestra paz y de nuestra tranquilidad ahora que nos vemos obligados a permanecer en casa. Vecinos...
Si la cuarentena ya iba a resultar dura de por sí, ¿cómo no será si nos empeñamos en tratar de llevar una existencia similar a la de antes pero dentro de nuestros domicilios para desesperación de quienes comparten vecindario y ven alterado su teletrabajo o su descanso? Era cuestión de tiempo que nuevas desavenencias surgiesen y que aflorasen viejas rencillas como, de hecho, está pasando. Aquí (y así) no hay quien viva... ¿o sí?
Los datos de la Policía Local de Logroño no dejan lugar a dudas. Y es que las molestias por ruidos «entre particulares» se han multiplicado durante el 'encierro' forzoso. «No es que sea preocupante, tampoco hay que ser alarmistas, pero la realidad es que lo que antes pasaba fuera, en la calle, ahora pasa dentro, habiéndose trasladado a casa», explica Juan José Benito, inspector del Cuerpo en la capital de La Rioja.
Así, si durante los meses de marzo y abril del pasado 2019 se registraron 83 intervenciones policiales por ruidos en domicilios, estas tres semanas de estado de alarma y 'reclusión' se han saldado con un total de 110... un 32,5% más. 29 durante la primera semana del 16 al 22 de marzo; 38 durante la segunda del 23 al 29 de marzo; y hasta 43 durante la tercera y última del 30 de marzo al 5 abril. Un «aumento exponencial esperado», en cualquier caso.
«El año pasado en marzo se registraron 31 llamados por ruidos de vivienda a vivienda, para entendernos, y en abril fueron 52. Son números que este 2020, y dadas las circunstancias, se están registrando en solo una semana. Son muchas horas en casa, todas las del día de hecho, cuando lo habitual es que solo se coincidiesen unas cuantas y la mayor parte de ellas con todos en la cama. Normal que surjan las diferencias...», añade Benito.
Desde la Policía Local de Logroño, pese a ello, consideran que las estadísticas deben ser interpretadas en su conjunto antes de sacar conclusiones. «Yo no diría que las actuaciones policiales por ruidos se hayan disparado, porque hay que tener en cuenta que las alrededor de 80 llamadas por ruidos en la vía pública y locales de marzo y abril del 2019 (35 y 27, respectivamente, en estas tres mismas semanas del año pasado) han desaparecido... creo, si mal no recuerdo, que solo atendimos una por ruidos en la vía pública y fue la primera semana de confinamiento», precisa Benito.
El popular dicho de «las que entran por las que salen», en relación a que los conflictos en la calle se han tornado en conflictos de portal y de escalera, parece que se ajusta a esta pandemia de coronavirus. «No sabemos lo que pasará a un mes vista, pues es una situación nueva para todos», sentencian desde la Policía Local.
La casuística, según las estadísticas, es muy dispar aunque, en su mayoría, se debe a actividades para ocupar el tiempo libre, que en la actual situación de emergencia sanitaria es mucho. Demasiado, habrá quien piense a estas alturas.
110 llamadas por ruidos entre vecinos ha recibido la Policía Local de Logroño en las tres semanas de confinamiento del 16 de marzo al 5 de abril, frente a las 83 atendidas durante los meses completos de marzo y abril del 2019.
«Lo normal es que, al final, todo se arregle entre vecinos, pero no siempre es posible», cuenta el inspector Benito, quien no obstante matiza que las 'broncas' como tal «se contabilizan como conflictos». Y es que, según pone de manifiesto el Cuerpo local, las peleas y trifulcas fuera se han mudado a riñas y desencuentros dentro.
Las clásicas discusiones padres-hijos, a las que se suman personas en tratamiento psiquiátrico o terapia interrumpidas o niños con necesidades especiales acentuadas durante el 'encierro', serían casos en los que la Policía Local de la capital riojana está interviniendo «mucho más que antes».
Atendiendo solo y exclusivamente a los ruidos, la Policía de Logroño se refiere a pequeñas reformas u obras menores, 'ñapas', chapuzas o tareas de bricolaje como uno de los principales focos de contaminación acústica, al que se unen reubicaciones del mobiliario y limpieza de trasteros. Tampoco faltan las «típicas» por música o televisión «altas».
«La semana pasada tuvimos dos cumpleaños y la anterior, hasta tres... fiestas, en horario nocturno, que acabaron como no podía ser de otra manera con sanción para el inquilino del piso como organizador y para los invitados por incumplimiento del estado de alarma», cuenta Juan José, quien avisa de que actualmente se siguen realizando mediciones acústicas para controlar decibelios.
Los ruidos nocturnos se continúan dando, sí, pero ahora las denuncias se distribuyen a lo largo de la jornada. Y, de la misma manera, ya no se concentran los fines de semana, sino que se han repartido uniformemente de lunes a domingo. Sin distinción. También se dan las llamadas por molestias ocasionadas por una práctica en aumento: dejar la basura en el descansillo «generando olores» y, por tanto, quejas.
Capítulo aparte merecen los aplausos de las 8 de la tarde. «A casi nadie le molestan -dice Benito-, pero sí que después de esos momentos hay quien llama diciendo que sigue el jaleo. Entendemos que se han convertido en una válvula de escape para casi todos y que por 10-15 minutos no pasa nada, pero ya mantener la música una o dos horas pues, claro, molesta y no puede ser».
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Javier Campos | Logroño
Javier Campos | Logroño y David Fernández Lucas | Logroño
Lucía Palacios | Madrid
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