Reductores de velocidad en tela de juicio

Hace más de diez años el Ayuntamiento de Logroño instaló de forma provisional los denominados 'cojines berlineses' en Valdegastea con el fin de reducir la velocidad del tráfico. Entre sus ventajas se destacaron que era barato y no dañaba a los autobuses urbanos, como los pasos de peatones elevados, puesto que estos se pasan por encima sin tocarlos. El sistema, que se implantó en la calle Francia, también se pensó ampliar a Los Lirios, La Guindalera y La Portalada, aunque los originales de aquella vía del barrio Noroeste ya se desmontaron y eliminaron.

Los cojines berlineses son una plancha de caucho de unos 1,5 metros de ancho y 4 de longitud, con unos 7 centímetros de alto, que permiten el paso sin dificultad de autobuses, motocicletas y bicicletas, esquivándolos o sobrepasándolos sin tocarlos, pero los coches se ven obligados a reducir la velocidad para no dañar la amortiguación al superarlos. El Ayuntamiento de Logroño ha recuperado recientemente este sistema e instalado unos nuevos en la calle Alemania y en la avenida de la Sierra «para que los coches cumplan la limitación de velocidad». En concreto, en la avenida de la Sierra, la justificación es la cercanía con el colegio La Guindalera. En la calle Alemania el colegio Ana María Matute está más alejado, si bien es una vía similar, una larga línea recta de doble carril y delimitada por rotondas en barrios periféricos de la ciudad, todavía en expansión.

Casi al mismo tiempo, la Unión Internacional para la Defensa de los Motociclistas (IMU) ha denunciado ante la Federación Española de Municipios y Provincias y a la Dirección General de Tráfico la «ilegalidad» de «colocar obstáculos en la calzada del tipo 'cojín berlinés'». La denuncia se ha concretado en los Ayuntamientos de ciudades como Barcelona, Gijón y Guadalajara, y se espera que se extienda a otros, al considerar estos elementos «de alto riesgo para ciclistas y motociclistas, no permitidos por la ley de tráfico y su reglamento».

En un informe, el perito judicial y director del Departamento de Seguridad Vial de la IMU, Juan Carlos Toribio, considera que «el 'cojín berlinés' constituye un obstáculo de especial riesgo para vehículos de dos ruedas que puede afectar a la estabilidad» y «no es ni debe considerarse un reductor de velocidad autorizado para uso en vía pública». Los motivos son que permiten maniobras evasivas del obstáculo, puede provocar la modificación involuntaria de la trayectoria y la adherencia en condiciones de humedad no está garantizada.

Por tanto, el llamamiento generalizado de la IMU es la restitución de la seguridad vial. Consultado por este asunto, el equipo de Gobierno del Ayuntamiento de Logroño, que ha invertido 303.887,49 euros este año en acciones de movilidad, asegura que «los elementos que están en la ciudad están homologados y cumplen con los requisitos técnicos que existen en la actualidad, están adquiridos a empresas que cumplen con el reglamento y con los criterios técnicos que se exige». No obstante, y a pesar de la aseveración de que «ahora mismo son elementos homologados», el Consistorio logroñés advierte de que procederá a su retirada en el caso de una supuesta nueva normativa establezca que no cumplen con los requisitos de seguridad.

En ciudades como Tarragona ya han decidido sustituir los 'cojines berlineses', que al parecer se denominan así porque la primera ciudad donde se colocaron fue Berlín, por otro sistema de nombre igual de sonoro: 'lomos de asno'. Ambos sistemas son pacificadores de tráfico. En Barcelona, en cambio, se mantienen y hay una polémica abierta sobre los cojines berlineses, de cuyo «peligro mortal» alerta la Plataforma Motoristes BCN y Cs calificó de «trampa mortal para los motoristas». Otros Ayuntamientos, como el de Alcalá de Henares, tienen en marcha una licitación para instalarlos.

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