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Nadie los quiere lejos pero mucho menos delante de la puerta de su casa. La gestión de los contenedores de basura y residuos reciclables supone un auténtico quebradero de cabeza para cualquier ayuntamiento. Una problemática a la que no es ajena el Consistorio de Logroño, cuyo equipo de Gobierno actual se ha propuesto, como ya hicieran sus antecesores, hallar solución. En este sentido, y por primera vez, para lograrlo se contempla la recogida 'puerta a puerta' de los deshechos «como alternativa viable para reducir la presencia actual de un gran número de contenedores en determinadas calles del Casco Histórico», explica Adrián Calonge, concejal responsable de la zona.
Para llevarlo a término hay ya en marcha un plan detallado, calle por calle, que «va a permitir adecuar la recogida selectiva de residuos teniendo en cuenta las particularidades de los vecinos y del sector de la hostelería, dado que exige encontrar el equilibrio entre ambos intereses que, en definitiva, son los que conviven en el mismo entorno».
La idea forma parte, en realidad, de un proyecto mucho más ambicioso en el que «ya está trabajando este equipo de Gobierno y que busca transformar el Casco Antiguo desde una perspectiva de regeneración urbana integral, implicando a todas las áreas: Medio Ambiente, Urbanismo y movilidad, Patrimonio, e incluso Servicios Sociales».
No todo el área histórica logroñesa presenta igual problemática y tampoco existe una única solución para todas las calles. De ahí que la recogida 'puerta a puerta' haya ganado fuerza como apuesta, sobre todo, «en aquellas calles que son más estrechas y que dificultan el acceso de los vehículos de recogida».
La idea del Ayuntamiento es ir aplicando la medida de forma paulatina por las travesías que integran el entramado de la zona antigua de la ciudad: «Para hacerlo se ha hecho un minucioso estudio de cada una y detectado algunas de las más conflictivas como, por ejemplo, Valvanera, donde conviven hasta un grupo de ocho o diez contenedores que deberemos retirar cuando el Hotel del edificio de Correos esté finalizado», anticipa Calonge.
Otro ejemplo sería la calle Ruavieja, «donde resulta muy complicado que los contenedores no interfieran en su realidad, marcada por su estrechez, los alojamientos que contempla, las entradas a garajes y la circulación de peatones y vehículos», detalla el edil municipal.
La apuesta es ambiciosa pero también costosa. De ahí que para hacerla posible, se haya optado por acceder a financiación europea para que su puesta en marcha sea viable. Se ha hecho dentro del Programa LIFE con el que la Unión Europea financia soluciones y prácticas que busquen alcanzar objetivos medioambientales y climáticos. En este sentido, el concejal de Medio Ambiente, José Manuel Zúñiga destaca que «es la primera vez que el Ayuntamiento de Logroño ha optado por acceder a través de este programa a ayudas europeas para aplicarlas, en este caso, a la recogida de basura y residuos reciclables».
Entre los objetivos que persigue el equipo de gobierno con su nuevo plan de recogida de residuos para el Centro Histórico de Logroño está el de habilitar la retirada de la basura orgánica en la zona. Tampoco se descarta hacer lo propio también con la selectiva de vidrio y papel y cartón en aquellas calles donde ahora mismo no hay colocados contenedores a causa de la falta de espacio. La recogida puerta a puerta abriría esta posibilidad, dado que se reducirían los destinados a depositar la basura tradicional.
La propuesta ha sido presentada y está a la espera de resultado, según detalla Zúñiga: «De recibir el 'sí' de Europa, podría estar en marcha antes de finales de año». La recogida 'puerta a puerta' se haría casi a la carta, en función de la tipología de cada calle del Casco Histórico: «La idea general es que se establezcan determinadas frecuencias semanales en función del tipo de residuos, mayor en el caso de la orgánica y la fracción resto y menos en el de los envases, el vidrio, el cartón y papel», explica el edil de Medio ambiente, que apunta a que «para hacerla posible, en las calles más estrechas está ya contemplada incluso la adquisición de vehículos de recogida de características especiales que, además, serían eléctricos».
El Consistorio ha estimado que la implantación del nuevo sistema de recogida tendrá un coste cercano a los dos millones de euros, de los que la Unión Europea podría llegar a sufragar el 75% y no descarta solicitar también ayudas tanto al Estado como a la propia Comunidad Autónoma.
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Alfonso Torices (texto) | Madrid y Clara Privé (gráficos) | Santander
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