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Entre resignados, esperanzados y escépticos. Una mezcla imposible de sensaciones remueve a los vecinos de Ramblasque y Montesoria ante el reciente acuerdo entre el Ayuntamiento de Logroño y la junta de compensación propietaria de los terrenos afectados para reactivar el desarrollo del sector. Miguel Rioja, de la asociación de vecinos de Montesoria, y Alfredo Aguado, de Ramblasque, miran de reojo las últimas noticias para aseverar que ellos están «de acuerdo» con que se urbanice el sector, el único pendiente de la ciudad según el vigente Plan General Municipal.
«Quizás no es el mejor proyecto, pero cualquier cosa que empiece es un paso adelante», apunta Aguado, sabedor de que restan muchos trámites por regatear antes de que vean las tan deseadas excavadoras por avenida de la Sierra. Su prioridad, la misma desde hace cuatro décadas, cuando se construyeron los primeros unifamiliares de la zona, es la construcción del vial. Una anhelada pretensión que descansa en la lógica y que apremia con la urbanización de los sectores R1 y T1 de Lardero, cuyos vecinos atajan por la calle Montesoria, incrementando sensiblemente el tráfico con el consiguiente aumento del ruido, la contaminación y el riesgo de accidentes y atropellos. De momento, la avenida de Madrid se mantiene como enlace principal con la capital, resistiendo un tráfico denso e incluso retenciones en horas punta, y que disfrutaría de un innegable alivio si se abriera avenida de la Sierra. «Si es que no entendemos cómo no lo han hecho ya», lamenta Aguado.
Sin embargo, después de haber sido testigos de no saben cuántos convenios, promesas y rifirrafes, Rioja y Aguado dan limitado crédito a lo presentado esta semana. Más aún tras leer las declaraciones del exalcalde y arquitecto Julio Revuelta, que manifestó el miércoles su frontal oposición al «horror» presentado y que avanzó alegaciones a la posible modificación del carácter unifamiliar por residencial de las parcelas y el aumento de la edificabilidad de los terrenos hasta las 50 viviendas por hectárea. Visiblemente contrariados por los comentarios de Revuelta, los vecinos los atribuyen a la trifulca política a la que, desgraciadamente, están acostumbrados: «Estamos en más de lo mismo, en la lucha política. Es un tema absolutamente político en el que los vecinos somos unos meros espectadores». Y prosiguen enfadados: «Estos años hemos visto cómo unos y otros proponían una cosa y la contraria, votaban a favor cuando estaban en el gobierno y en contra desde la oposición». Una postura incomprensible cuando, como apunta Rioja, «la demanda social no es de unifamililiares, que es lo más antiecológico que hay, el consumo de energía es elevadísimo y la necesidad de construir viviendas en Logroño apremia», remarca.
Lo cierto es que de momento la urbanización del sector ha de superar varias tramitaciones hasta que se convierta en una realidad sobre la que los vecinos siguen dudando. Por lo pronto, ni siquiera han recibido información alguna. «No nos han comentado nada ni nos han reunido, nos hemos enterado por la prensa», admite Rioja, que asegura que si terminan culminando el sector de Ramblasque a imagen y semejanza del vecino Guindalera, «bendito sea el proyecto». Eso sí, piden que obedezca una de las principales alegaciones de los vecinos: que las edificaciones más próximas a los unifamiliares actuales se construyan de forma escalonada, gradual. Sobre este extremo, Rioja teme que si no se contempla su petición, puedan repetirse episodios precedentes «como el edificio Alfil, a cuyos vecinos les plantaron enfrente un muro, una mole de edificio, y siguen pagando las consecuencias».
El convenio que implicaría ampliar la edificabilidad hasta las 50 viviendas por hectárea en Ramblasque aseguraría la construcción de 2.300 viviendas, el 40% protegidas (unas 900), y 160.000 metros cuadrados de parques y zonas de recreo. Según la documentación que maneja Miguel Rioja, esos datos se aproximan a lo contemplado en sectores colindantes como el de la Guindalera o el larderano R1-T1, con 49 y 55 pisos por hectárea respectivamente.
Precisamente los vecinos del limítrofe barrio de Lardero Entre Ríos ven con esperanza la urbanización de avenida de la Sierra, una «petición recurrente» según su portavoz, Abel Hernández, que afirma que dicho enlace con la calle Juan Carlos I de Lardero «descongestionaría las comunicaciones» que conectan la localidad cigüeña con la capital riojana, donde trabajan y estudian muchos residentes de Entre Ríos.
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Carlos G. Fernández y Leticia Aróstegui
Javier Campos | Logroño y David Fernández Lucas | Logroño
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