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Restos del puente Mantible sobre el río Ebro, en el límite entre Logroño (a la izquierda de la imagen) y la alavesa Assa. Justo Rodriguez
Mantible, un puente varado en el olvido

Mantible, un puente varado en el olvido

La iniciativa de consolidar y promover los restos de Mantible devuelve valor al patrimonio más marginal de Logroño

Jonás Sainz

Logroño

Lunes, 5 de noviembre 2018

Es ese mismo desasosiego que debe de sentir el fugitivo Charlton Heston en 'El planeta de los simios' cuando, tratando de buscar el camino a casa, descubre varada en una playa, hundida hasta la cintura, la Estatua de la Libertad, todo cuanto queda de un tiempo que ya nunca podrá recuperar.

Para llegar a Puente Mantible hay dos caminos: por la carretera de Laguardia o entre las viñas de El Cortijo. El Ebro, a un tiempo hermano y fronterizo, divide en este punto los términos de Logroño y Assa, las provincias de La Rioja y Álava. Lo que el río separaba, lo unía Mantible.

También los expertos en patrimonio se aproximan a su origen por rutas distintas: mientras Manuel Martín Bueno y José Gabriel Moya Valgañón lo catalogaron como romano del siglo II, más recientemente Isaac Moreno Gallo ha afirmado que es tan medieval como el navarro de Puente la Reina, y ambos del s. XI.

Las ruinas sobre el Ebro en el límite con Assa, romanas o medievales según qué fuentes, fueron durante siglos botín del expolio

Es triste pensar lo poco que parecen importar mil años más o menos en lo que se refiere a su estado de conservación, pues, ya sea del Imperio Romano o del Reino de Nájera-Navarra, hoy solo quedan sus ruinas como vestigio de un esplendor muy antiguo; y también muy frágil, pese a la aparente solidez de sus pilares y la monumentalidad que se le adivina.

El puente original tenía 164 metros de largo, cinco de ancho y hasta treinta de altura máxima. Lo formaban siete arcos de medio punto, de los cuales únicamente se conservan dos en pie y escasos restos de los pilares restantes. En los arcos que aún se mantienen se puede observar la excelente piedra de cantería empleada en su construcción. Del resto, ni rastro de sus sillares, objeto durante siglos de expolio y pillaje. Igual que con el tesoro de un naufragio.

De los siete arcos que tuvo el puente original, de 164 metros de largo, solo se conservan dos

El abandono y la desprotección le robaron a Mantible más que las crecidas del río, las inclemencias del clima y el paso del tiempo. Pero ahora al menos se pretende detener la erosión que produce el olvido. Después de años de mirar para otro lado, el Ayuntamiento de Logroño ha descubierto Mantible y ha decidido rescatar del fondo de la memoria un monumento declarado bien de interés cultural en 1983 pero tan alejado de la ciudad (unos siete kilómetros) que muy pocos lo conocen.

En tres meses la empresa Vault Zafra deberá presentar un proyecto de consolidación estructural para frenar el deterioro de la ruina y evitar que colapse definitivamente. Luego habrá que acometer la obra. Y, finalmente, eso que tanto gusta a los políticos: 'ponerlo en valor', es decir señalizar recorridos ciclosenderistas.

Pero el valor de Mantible, como el del Monte Cantabria, es mucho mayor que todo eso. Es parte de una memoria común que hay que recobrar.

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