La ley de Pudder y la Villanueva

Martes, 29 de enero 2019, 20:15

Enuncia la Ley de Pudder, incluso más pesimista que la de Murphy: «1) Todo lo que empieza bien, acaba mal» y, abunda: «2) Todo lo que empieza mal, acaba peor». Debe regirse el sino de la Villanueva por la mentada Ley de Pudder y, más ... en concreto, por su segunda premisa, pues lleva demasiado tiempo sumida entre el remiendo y el desamparo.

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Fue, en un principio, catalogado el barrio como judería, hasta que arqueólogos e historiadores desterraron tal hipótesis. Sin embargo, el desatino aún estaba vigente cuando el arquitecto de relumbrón Alvaro Siza apareció en escena, contratado por el Ayuntamiento, hace ya catorce años.

Y pasó el tiempo entre proyectos grandilocuentes y promesas incluidas, con permutas de por medio y algún lavado de cara, hasta que en enero del 2016 presentó el Consistorio un plan que, desde entonces, lleva dándose de bruces con la Comisión de Patrimonio.

En plena Transición, redactó el municipio el Plan Especial del Casco Antiguo, cuyas líneas maestras fueron reforzadas por una normativa ad hoc, incluida en el Plan General de 1985. Los derrumbamientos en la calle Ruavieja, que dejaron un reguero de muerte y dolor, obligaron al Ayuntamiento de la época a actuar con celeridad.

Pese a la claridad que se deriva de la citada normativa municipal, parece extraño que la propuesta para modificar el entorno de la iglesia de San Bartolomé continúe aún varada, pues el Consejo Superior del Patrimonio Cultural, Histórico y Artístico de La Rioja ya puso negro sobre blanco las deficiencias detectadas y las posibles soluciones.

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¿Está dispuesto nuestro Concejo a mantenello y no enmendallo? Esperemos que no. Como dijo Confucio, «el mal no está en tener faltas, sino en no tratar de enmendarlas».

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