El Cautivo bailó sobre la amenaza de tormenta

Toc, toc, toc. Tres veces sonaba el llamador metálico del paso. El silencio en Portales permitía escuchar la conversación.

– ¡¡¡¡Aguirre!!! Atronaba con su acento andaluz el capataz.

– ¡¡¡¡Dimeee!!!! (respondía una voz desde el interior).

– Esta 'levantá' es por la paz en el mundo.

– Toc.

Y el paso se levantó como movido por un resorte para alborozo de los presentes. Muchísimos presentes que se dieron cita en la Plaza del Mercado para ver la salida del Cautivo de La Redonda. Salía del templo en el que debía entrar, pero el temor a la lluvia motivó el giro de guion. Tambores, redobles, cornetas e incensarios se amalgamaban mientras se unía al coro el campanario de la iglesia. Todo a una. La banda de tambores y cornetas María Inmaculada de Nava del Rey (Valladolid) hacía bailar al compás al paso de un Nazareno engalanado de granate y oro y flanqueado por docenas de rosas del mismo color. El cíngulo dorado se movía al ritmo, al igual que los candelabros de madera. Las manos atadas y sujetas del otro extremo por un soldado romano jaleado por un líder político y un comerciante que lleva un documento en la mano.

Las maniobras fueron jaleadas por el público asistente, que se agolpó en aquellos lugares donde el camino ofrecía una mayor dificultad como en el cruce de La Cadena con Rodríguez Paterna donde la imagen pareció echarse sobre las personas que aguardaban el paso mientras los tambores martilleban las cajas chinas adosadas.

La salida airosa se festejaba con pasos largos y acompasados nuevamente para seguir una larga marcha que cruzó el Ebro para quedar alojada en la sede de la iglesia de San Antonio de Padua tras una magnífica puesta en escena, un gran ambiente en las calles y, cómo no, el mejor deseo para Aguirre y para todos.

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