«Nos preparamos a máximos, es lo más humano; hacerlo a mínimos sería temerario»

Y todo ello a la espera de ver cómo transcurre la presente temporada después de que la pasada llegase un repunte inesperado tras unos años pospandemia con las campañas de recogida de la uva con menos temporeros que se recuerdan –y sin que ninguno de los agentes implicados en el dispositivo fuese capaz de concretar sus causas–.

Entonces se habló del notable incremento de la mecanización del campo, de mejoras en la contratación y de un mayor control y vigilancia a pie de viña, pero también del retraso o el solapamiento con otras campañas... nada de lo que no se hablase en otras temporadas cuando la gente venía en masa. Y tampoco quedó en el olvido la casi falta de mano de obra registrada.

«Las variables son múltiples, así que lo que nos toca es ponernos en el peor escenario posible, de ahí que mantengamos, incluso mejoremos, el dispositivo», añade la edil popular, quien por ejemplo menciona que se están viendo las «posibilidades técnicas» de dotar de wifi el polideportivo donde se centralizan los servicios dada la importancia que tiene para quienes acuden a buscar trabajo en vendimia.

La campaña de temporeros, así, «se bifurca en dos caminos». En un lado, «se situarían los servicios necesarios para el mantenimiento de las condiciones óptimas del local donde se alojan y las necesidades sociales que cubran a los propios usuarios». En el otro lado, «tendríamos las compras indispensables para mantener las condiciones de higiene, electricidad y alimentación adecuadas para el acogimiento de 150 personas durante un mes, con la rotación que ello supone».